Antonio Martínez Cañadas

Su padre fue una persona muy emblemática en el Pozuelo. Antonio fue concejal socialista en la Transición y ha participado toda su vida de una forma muy activa por su pueblo.

Fecha de la entrevista:  22/08/2022

Comarca: Llanos de Albacete
Municipio: Pozuelo
Provincia: Albacete
Pais: España
Año Nacimiento: 1929
Entrevistadora: Ester Pérez

AMC: Pues eso, ya se lo he dicho a usted. Mi nombre es Antonio Martínez Cañadas y los años, tengo noventa con cinco meses.

P: Muy bien. ¿Ha vivido usted aquí toda la vida, en el Pozuelo?

AMC: Toda la vida. He estado también en unas aldeas trabajando con mis padres.

P: ¿En qué aldea?

AMC: A ver si lo digo, en Los Huertos, se decía la aldea esa. Allí estuvimos 8 años mi padre y yo. Yo me fui a la mili y cuando vine, pues me quedé trabajando con mi padre.
Luego nos casamos mi mujer y yo, entonces nos fuimos allí y mi padre se vino aquí. Nos quedamos allí como dicen eso de aniagueros.

P:  ¿Cómo conoció usted a su mujer?

AMC: A mi mujer la conocí porque éramos vecinos.

P: ¿Aquí?

AMC: Sí, allí en la calle Santa Bárbara que vivimos aún. Vivíamos muy cerca sí. Y su madre y mi padre eran parientes también.

P: ¿Tenía usted hermanos?

AMC: Tenía tres hermanos, que ya han muerto dos.

P: ¿Qué cultivaban?

AMC: Cultivábamos lentejas, cebada, trigo…

P: ¿Hasta que edad estuvieron ustedes en la aldea?

AMC: Estuvimos ocho años.

P: ¿Y a los ocho años se vinieron aquí?

AMC: A los ocho años nos vinimos aquí, se vino mi padre y yo, me dijo el jefe que si me quería quedar de aniaguero, y le dije no, porque yo me voy también al pueblo a trabajar por mi cuenta en el pueblo, porque mi padre me dejó un par de mulas y las tierras que teníamos, y a labrar con ellas.

P:  ¿Y usted y sus hermanos fueron a la escuela?

AMC:  Yo fui muy poco, mis hermanos ya fueron más. Porque yo de chiquillo iba ya a tener que trabajar, iba a trabajar, a surquear que eso lo sé (inaudible 02:15) entonces con una mula, echabas así unos garabatos y un arado atrás.

P: Bueno Antonio, ¿se acuerda usted cuando iba a la escuela de su maestra o maestro?  

AMC: Mi maestro era un tonto del tó, y así salimos todos los que íbamos, tonto perdido. Le decíamos: ¡está tronando!, los chiquillos, pues lo que pasa en los críos que al ser jóvenes todos, ¡qué está tronando! y salía el tío corriendo a meterse debajo la cama. Sin saber si tronaba o no tronaba.

P: ¿Aprendía mucho entonces usted en la escuela…?

AMC: Y luego pues los tontos éramos nosotros también…porque empezaba, cinco por cinco veinticinco, cinco por seis su mujer, cinco por siete se la mete, (tarareando), entonces todo aquello con el tío, ¡claro! lo estábamos haciendo polvo nosotros.
Y yo fui poco a la escuela porque enseguida mi padre me tuvo que llevar a hacer cosas. Ya le he dicho lo del garabato que era un crío del tó y a surquear, y con catorce años iba con un par de mulas ya todos los días, con catorce años.

P:  ¿Y del médico se acuerda?, ¿había médico?

AMC: De médico me acuerdo que había uno que le decían don Baldomero, que no era médico, era más pastor que médico, porque mi hermano, cayó enfermo y lo estuvo curando de una cosa que no era aquella, y mi hermano murió a costa de que no sabía lo que estaba curando.

P: Pues entre el maestro y el médico….

AMC: Y el hombre aquel ya se tuvo que ir porque es que era, es que era… aquí le decíamos el pastor, porque es que era un pastor, es que no sabía ná, no sabía ná.
Cuando dio a luz mi hijo, estaba mi abuela, que en gloria esté también que ya muy vieja, muy vieja, murió. Ahí en la casa enfrente de donde vivo ahora, mi mujer se puso de parto y no podía sacar al chiquillo, se quedó coronado, y mi abuela le decía: “¡don Baldomero! ¡corte usted, don Baldomero!”, “no, no, (inaudible 04:31) no lo corto” “don Baldomero corte usted que se muere el nene”. Y no llegó a cortar. A fuerza de estirarlo salió el chiquillo.
Era un hombre que era más pastor que médico. Después han venido médicos muy buenos, muy buenos y el que tenemos ahora también es bueno.

P: ¿Se acuerda como vivió la Guerra Civil?

AMC: Me acuerdo de cómo viví la Guerra Civil, me acuerdo de las bombas.

P: ¿De las bombas?

AMC: Sí, porque yo tenía entonces 7, 8 años, no tenía más.

P: ¿Las que cayeron aquí en el Pozuelo?

AMC: Las que cayeron en el Pozuelo y las que caían en los cerros, y por donde pasaba el avión, así a ras de las tejas. 

P: ¿Usted tiene recuerdos del día en que tuvo lugar el bombardeo?, que fue en febrero….

AMC: Pues de eso no me acuerdo, el día que empezó a bombardear no me acuerdo, de eso no me acuerdo. Me acuerdo de donde cayeron las bombas, como decían, empezó por allí (señalando) por aquella parte, y cayó una donde había un par de mulas en la cuadra, y allí la vida que esa noche al padre le decían (inaudible 05:46) y al hijo, y el hijo dormía en un camastro, porque entonces no había así muchas camas, y él dormía en la cuadra en un camastro, y esa noche no se acostó en el camastro y allí cayó la bomba, se metió dentro. No mató las mulas y él porque no estaba.
Luego mis tíos corrieron, pues corrieron unos 300 metros cuando cayó otra, fíjese usted las cosas, como se salvarían las cosas, parece que Dios dijo: “velo esta noche de aquí”. Ese se fue y no le pasó nada.

Después a uno que le decían Francisco Zarria que era familia algo mía, de mi padre, se acostaba uno, estaba en la casa la mujer y él que no tenían más que un hijo, pero el hijo era pequeño y lo acostaban con ellos. Y a este que le decían Agustín Garrampas dormía en un tarimón en la cocina y esa noche le dijeron: “pásate aquí con nosotros” y allí cayó la bomba también encima del tarimón y no pasó nada.

Sea la luna como de día, y pasaba el avión, dos veces pasó, estábamos toda la gente ahí en la calle, estaba toda en medio de la calle porque habíamos sentido chillar las bombas y tronar en los cerros. Y pasó dos veces el avión, así raspao por casi todas las tejas, ¡qué miedo daba aquello de ver! Chillar, sentí chillar las bombas, aquello daba miedo sentir chillarlas. Luego tiraban, jodían esas también las, a ver como le dicen a eso que no me acuerdo ahora…, las bengalas, tiraban muchas bengalas. El avión cuando pasaba, pasó dos veces raspando para allá, ahí oíamos las bombas que tiraban en Balazote y las que tiraban allí en los cerros de José Manuel.

P: ¿Y ustedes dónde estaban? 

AMC: ¿Nosotros?, en medio de la calle

P: ¿En medio de la calle?

AMC: Sí.
Otro día de esos, nos fuimos a una aldea que le dicen… (golpe) ¿qué ha pasado?, a una aldea que le dicen, a ver si me acuerdo como le dicen… y había uno aquí que le decían “Rieta” y entonces mi tía, una tía mía, le decían Esperanza, mi madre … y este, fuimos a la aldea esa a limpiar unas habitaciones para irnos allí, en la guerra y a otro día de estar limpiando dice mi padre de aquí no salimos ninguno, si morímos, morímos todos juntos aquí. Y ya no fueron ni ellos ni nosotros y aquí no pasó ya más ná.

P: Muy bien. ¿Y vieron las bombas?, ¿Usted llegó a ver las bombas?

AMC: Llegué a ver las bombas, claro, sí. Llegué a verlas.

P: ¿Y no estallaron?

AMC: No. Se encontraron cuatro de momento, y la que hacía cinco, cayó en una granja que tiene mi nuera, había una era y allí cayó. Y una mujer que salía todos los días a coger hierba para los conejos, pero eso a los diez, doce días de las bombas vio la chapa de una bomba encerrada allí. La más pequeña se quedó metida allí en una era.

P: ¿Y qué pasó con las bombas? ¿Cuánto tiempo estuvieron allí?

AMC: No, estuvo poco tiempo, se las llevaron enseguida. Estaban ahí abajo en un corral que había y ahí las tenían pegadas a una pared, y luego se las llevaron pronto.

P: Pero ¿quién vino a retirarlas?

AMC: Pues de Albacete, no se ya eso quien fue.

P: ¿Le pasó algo en la Guerra Civil a su padre?

AMC: A mi padre sí, lo metieron en la cárcel.

P: ¿Por qué?

AMC: Porque los señoritos que había aquí entonces… mi padre era muy listo y los señoritos de aquí para que no pasara nada, pusieron a mi padre en la UGT de jefe para que no pasara nada. Y aquí no pasó nada, aquí no hubo una muerte aquí no hubo nada. Porque los que estaban, es que los guardaban, y decía: “aquí tirar que aquí no se mata a nadie” , porque pensaban de matar, a los señoritos pensaban de matar, pero aquí no hubo una muerte, los escondían ellos, mi padre y los demás que estaban, y aquí no pasó nada, nada, nada.
Hay una aldea que le decían Acebuche, y vinieron huyendo de ellos y los metieron en el cementerio porque no los vieran por ningún lado.

P: Y entonces, ¿por qué metieron a su padre en la cárcel?

AMC: Pues, a mi padre lo metieron en la cárcel porque estuvo de jefe en eso de….

P: ¿En la UGT?

AMC: De la UGT. La UGT que allí estaban todos los señoritos y era el qué (¡vaya mosca! ) era el que estaba salvando a todo el mundo.

AMC: Y mi padre cuando eso, cuando se acabó la guerra, entonces echaron mano a él, porque había uno aquí que era falangista, y otro fue diciendo que su padre estaba hablando mal del gobierno, y era primo hermano el que fue a decir que mi padre estaba eso. Y había un concejal de la derecha y el concejal es el que decía: “eso ni cierto, allí Andrés no ha dicho nada” pues sí, tal no sé qué. Pero lo metieron en la cárcel, estuvo seis meses.

P: Y mientras tanto en su casa, ¿cómo vivían ustedes? ¿cómo salían adelante?

AMC: ¿Cómo salíamos adelante?, pues muy mal. Había un tío mío que…, tío por las dos partes, por mi tía Esperanza y por mi tío León, y él pues es el que llegaba y nos íbamos a labrar, él es el que hacía las cosas.
Y ya aquí había un alcalde… con mi padre hubo un alcalde de derechas, que aquí libró a todo el pueblo, porque si ibas a coger esparto y te pillaban, te daban cuatro palos y te quitaban las cosas. Y entonces este hombre cuando le hicieron alcalde dijo: “a coger esparto de noche y me lo traéis aquí por parte noche y yo os pago lo que valga el esparto para que tengáis para comer. Le decían Emilio, Emilio, el hombre más bendito que ha estado aquí en la alcaldía, de derechas.

P: Aquí, ¿cómo se vivió la postguerra en el pueblo? Durante la postguerra, ¿cómo se vivió aquí?

AMC: Hombre, aquí se vivió bien. Aquí nadie llegó a ninguna cosa, a quitar una finca ni a quitar nada de eso. Nada.

P: ¿La convivencia era buena entre los vecinos?

AMC: Pues la comida había de todo…

P: La convivencia
    
AMC: ¡Ah! La convivencia, sí, había convivencia. Y la comida, pues el que tenía algo en su casa podía comer y el que no, comía nada, comía nada. Ibas a espigar, íbamos a acarrear con el carro, y las espigadoras, iban a espigar, e iban montadas en el carro nuestro y no podían, se tiraban al suelo y aquello era porque no tenían nada, es que no tenían que comer nada, nada, de comer.

P: ¿Y su padre luego enseñó aquí a la gente a leer en el pueblo?

AMC: ¿Qué?

P: ¿Su padre enseñaba a la gente a leer?

AMC: ¡Hombre claro! Mi padre fue muy listo. Mi padre al que lo metió en la cárcel a su mujer la enseñó a ser una mujer lista, lista. Iba su madre, la madre de esa muchacha y la muchacha, y mi padre la enseñó a leer. Ella aún vive, el marido murió, pero el marido era un falangista malo, atropellando a todo el mundo.

P: Y su padre, ¿cómo aprendió a leer?

AMC: Mi padre aprendió a leer estando con sus padres de pastor y con el libro, se llevaba el libro y estudiaba.

P: ¿Él solo?

AMC: Él solo. Luego se fue a la mili y lo hicieron sargento. La familia de él, de mi padre, eran varios y no tenían para comer, y mi padre que estaba de pastor en una aldea al lado de Balazote, había muchos conejos, y con los conejos, mataba los conejos y se los daba a mi abuela, a su madre, para que fuera a Balazote a comprar para poder comer. Esto hacía mi padre.
Mi padre fue muy bueno. Mi padre llegaba y decía, uno que quería a lo mejor un bancal medirlo y no hacía falta medidor. Él tenía una cuerda larga así con cintas, y medía los bancales mejor que el que venía a medir.

P: Y de los alcaldes que ha habido ¿se acuerda usted?

AMC: Me acuerdo de uno que le decían Silverio. Cuando acabó la guerra el primer alcalde fue Silverio. Y luego después de ese fue el que le digo a usted, que él estaba dando para que cogieran esparto y toda la leña esa y la trajeran de noche. Y ese hombre favoreció a todo el pueblo pobre, porque les pagaba y tenían para comer. Ese fue un hombre muy bueno. Ya después vino otro que le decían Emilio Bernabé.

P: ¿Fue usted concejal?

AMC: Concejal. Ocho años. Cuatro años en cada año, concejal del ayuntamiento del Pozuelo. Estaban los demás que eran de derechas, pero nos llevábamos lo mismo unos y otros, no teníamos… es decir… estábamos de reunión, al salir de la reunión: “¿dónde vamos?” íbamos todos al bar a tomar un café o a tomar un chato de vino, todos juntos, ósea que nos llevábamos muy bien.

P: ¿De qué partido era usted?

AMC: Yo era… he sido y soy del partido socialista, pero mire usted, tenía más fe, más fe, el alcalde que era Octaviano, tenía más fe en nosotros que en sus compañeros. Tenía que ir a ver a la jefa de la Cañada a Quintanar para el agua: “oye, veniros conmigo a ver a la jefa, a ver si el agua, si nos deja el pozo el agua a ver tal. A sus concejales no los llevaba a ningún lado, nos llevaba a nosotros de ayuda para defender el pueblo. 
 

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