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Para las comunicaciones siempre estaba el coche de Mira, que era el coche de línea que pasaba todos los días. Había un señor que tenía un taxi. Y sí, había dos o tres señores que podían permitirse el lujo de pagárselo porque tenían que ir a Albacete a hacer algo de negocio, pues estaba un poco a merced de aquella gente. Aunque si surgía una urgencia también lo hacía.