Rosario Requena Bordallo

 Mujer emprendedora, abrió una librería y juguetería, de la que se ocupó hasta su jubilación, trabajando duro para sacar a sus hijos adelante. Actualmente participa en diversas actividades culturales,viaja y disfruta de la vida.

Fecha de entrevista: 16/06/2015

Comarca: Corredor de Almansa y Monte Ibérico
Municipio: Caudete
Año Nacimiento: 1929
Género: MUJER
Entrevistadora: Ester Pérez

¿Dígame su nombre, dónde nació y cuándo?

Rosario Requena Bordallo. Y nací el 13 del 12 de 1929,  nací en Caudete.

Hábleme de sus recuerdos de la infancia. ¿Fue usted a la escuela?

 La infancia fue bien. La escuela la empecé en la época de La República, íbamos todos juntos, los niños y las niñas. Luego, cuando acabó la guerra, tenía que firmar mi padre que era de la Falange porque si no no podía entrar. Y mi padre que era un socialista de raza digo que su hija no era falangista. Y entonces me llevaron a las monjas y allí estuve yendo a la escuela hasta los 12 años, hasta que entré a trabajar en una sastrería.

¿Tenía usted más hermanos?
Sí somos cinco

¿Cómo recuerda la vida familiar?

Muy bien. He tenido una familia y una niñez muy buena. Entones corríamos mucho por la calle y jugábamos con mucha libertad, no era como ahora con tanto coche.

¿ A qué jugaban?
A la comba, al truque, a las bolas… a lo que venía cada temporada. A tentetieso, a marro…

¿Empezó entonces siendo niña a trabajar?

 Empecé a los trece años. Cumplí en diciembre y en verano, al acabar el colegio, entré en la sastrería. A llenar el botijo, a deshilvanar las americanas y cosas así…

¿Empezó a trabajar porque en su casa necesitaban ayuda?

 Más bien sí. Tenía otra hermana ya trabajando y le dijeron que sí podía ir y le dijeron que sí y me fui. Aquí no había nada. Éramos cuatro amigas y tres se fueron a Alcoy y me quede yo sola sin amigas. Aquí entonces la vida era muy dura porque sólo había una fábrica, la del yute que habían sacos para recoger las cosas del campo. Pero luego ya cuando vino el plástico, aquella fábrica ya se fue al garete.

¿ Recibía usted un salario en la sastrería?

Uhh... Entré en verano y para las fiestas me dió el sastre, que se llamaba Alfaro, no sé si 50 pesetas, para que pasara las fiestas y aquello era mucho. Y luego ya empecé a ganar 1, pesetas, 2 pesetas.. y así sucesivamente hasta llegar a ganar 12 pesetas.

¿ A qué se dedicaban sus padres?

Mi padre tenía un ganado de cabras y yo antes de irme a la sastrería tenía que hacer dos viajes por el pueblo a repartir leche. Llevaba las lecheras, iba a las casas dejaba la leche, volví a mi casa, me las volvían a llenar y volvía a bajar. Y a las 9 empezaba a trabajar en la sastrería y eso tenía que hacerlo antes. Porque mi hermana la mayor, que me llevaba 16 años se casó, y tuve que coger yo las lecheras.

¿Y hasta cuándo estuvo en la sastrería?

Estuve 14 años y antes de casarme le pedí que me subiera el sueldo y me dijo que no podía y entonces le dije que me iba, eso fue en agosto. Y entonces me dijo: ¿tú quieres terminarme chaquetas (ponerle el forro, los ojales…)? Y me daba para hacerlo en casas. Le hacía tres chaquetas al día y ganaba 21 pesetas y en la sastrería no podía pagarme 12 pesetas.Las injusticias de antes.

La economía sumergida...

Ahí está. Entonces no estábamos ni igualados ni nada. Para las fiestas, que son en septiembre, todo el mundo estrenaba traje, y en verano íbamos a cenar y volvíamos hasta las 2 de la mañana y a las 8 ya estábamos trabajando. Pero todo eso fue a menos.

¿ A qué edad se casó usted y cómo conoció a su marido?

Pues a mi marido lo conocí en el cine España que había. Lo ví dos butacas delante y me gustaba. Y él también dice que cuando iba a trabajar, que él era jornalero del campo, se salía para verme pasar con las lecheras cuando era chiquilla. Era el destino. Nos casamos yo con 28 y él con 30.

¿Y fue entonces cuando se fueron de casa?
No, no, yo me fui al lado de mis padres, y allí sigo viviendo.

¿Se compraron la casa?

No. Después de doce años la dueña de la casa donde estábamos de alquiler nos dijo que la quería vender porque quería hacerle un piso a su hija arriba de su casa. Y nos la vendió por 80.000 pesetas y nos dio dos años para pagarla. Y sólo teníamos ahorrado 20.000 y entonces mi marido dijo si no me voy a Francia  esto no lo pagamos. Y se me fue un enero y mi madre acababa de morir. Me quedé con la pena de mi madre, con mis tres hijas y él se fue a Francia 5 meses. Y cuando vino de Francia me dijo:¿debes algo? Yy yo dije: ni una peseta. Con los pantalones que cosía en casa y con la leche que me daba mi padre para las nenas me apañé.

¿ Dónde nacieron sus hijas?

En mi casa porque entonces no había nada.

¿Su marido se fue porque aquí no había trabajo?

Él tenía trabajo seguro en una casa de campo que decían la Vereda. Pero si llovía no trabajaba y no cobraba. Él tenía el jornal seguro pero si no llovía, y el ganaba 35 pesetas y yo cuando la mayor, que no pude criarla, un bote de pelargón me costaba 42. Asi es que figúrese lo que teníamos que luchar para sacarla adelante.
Por cierto, que a mi marido ahora le mandaban de Francia 30 euros al mes por el tiempo que estuvo allí trabajando y Montoro nos ha multado por no ponerlo en la renta.

¿Y cómo fue lo de poner una librería?

Lo de la librería fue porque había un chico que se crió en frente de mi casa que su familia era de Almansa y cuando se pusieron aquí las cosas mal pues se volvieron allí. Y nos invitó a las fiestas. Entonces ví lo que tenía y dije: Ay Pascual que cosa más hermosa tienes. Y me dijo: Y tú porque no quieres. Tú busca un sitio que yo te lo lleno. Y de todo lo que vendía me daba el 25%. Y eso fue mi salvación porque mi única ilusión era que mis hijas estudiaran.

 En aquella época fue una decisión muy valiente porque no era habitual que las mujeres abrieran un negocio

Y luché mucho. El local lo encontré en la calle Virgen de Gracia, número 13. Que aún lo tengo, ahora lo tengo alquilado. Y a todo esto me llevé la máquina para seguir cosiendo porque si no entraba gente aprovechaba para coser.
Era librería y juguetería. Y en Navidad disfrutaba mucho porque vendíamos figuritas para el Belén y árboles de plástico y yo creo que en todas las casas de pueblo habrá un belén o un árbol de mi tienda. Tuve mucha suerte. Además estaba en un sitio por el que pasaban todos los niños cuando iban al colegio. Subía aquella persiana que pesaba tanto…Limpiaba… y cosía hasta la salida del colegio de los niños que otra vez iban a comprar libretas, lápices…

¿Le gustaban los libros o lo de poner una librería fue algo fortuito?

Me gustaba tener tienda. No tenía tiempo para leer. Cuando no tenía a nadie en la tienda me ponía a coser. Los libros los cogí y empecé a leer cuando me jubilé.
Cuando me jubilé salí como una persona desbocada que quería abarcarlo todo: Me apunté a la memoria, tengo ocho diplomas. A gimnasia pacífica, hice Tai Chi y gimnasia. Y me apunté a las mujeres de Santa Bárbara. Nos reunimos todos los jueves, venían a darnos charlas…Y hacíamos muchos viajes. He pisado casi toda España, me quedan dos provincias sin conocer.

Vamos.. que se está usted desquitando de todo lo que no pudo hacer..

Antes, ahora ya no salgo de casa, que son 85 años. Pero cuando me jubilé le dije a mi marido: tenemos diez o doces años para irnos por ahí. Cada año hacíamos un viaje del Inserso y también del Club del pensionista. Y los sábados íbamos a bailar. He estado en Portugal tres veces…A la expo de Sevilla, a la virgen de Lourdes, a la Virgen de Fátima, donde podía iba. Lo que quería era vivir, que no había vivido.

 Supongo que por el hecho de tener una tienda habrá conocido a todos los vecinos y vecinas de Caudete, ¿cómo es el carácter de la gente?

Pues para mi muy bueno. Yo soy muy conocida. De mote nos dicen Los Abanillas, para los jóvenes soy Rosario la de la tienda. Ese mote viene porque mi bisabuelo era pastor también e iba al pueblo de Abanillas y traía chotos, los criaba para los carniceros y decían los mejores chotos son los de Abanillas y de ahí.

¿ Cuál ha sido el mayor cambio que ha sufrido la ciudad de Caudete?

Ha cambiado mucho porque cuando vino el boom del ladrillo pues toda la juventud de Caudete se iba de madrugada. Yo creo que toda la costa la han enyesado los de Caudete. ¡Cuánto han trabajado…! Ganaban mucho dinero,también. Yo los veía a muchas familias y pensaba madre mía lo que están ganando y cómo lo desperdician. Con lo que ha pasado ahora. Muchas de esas familias, ahora las madres van a limpiar casas y a cuidar a personas mayores.

También pertenezco al voluntariado y soy donante de órganos.Y todavía sigo yendo todos los martes a visitar a una mujer.

¿ Qué tipo de industria había en Caudete?

Pues estaba la fábrica de yute que antes le comentaba y cuando esa murió vino en el mismo edificio pusieron conservas unos señores de Murcia. Aquello dio mucho trabajo.
Luego mi marido también puso muchos manzanos. Y eso a los jóvenes les dio mucha vida porque después de fiestas cogían la manzana y ganaban dinero y lograban una ayuda para la familia. Pero eso también se acabó.

Hábleme de las fiestas de Caudete. ¿Con cuál se queda de todas?

Para mí el día 7 de madrugá. Eso de ir a sacar a la Virgen de la Ermita es lo más hermoso. Y la ofrenda de flores también me encanta. Mi hija la mayor son unos festeros a más no poder. Mis nietas han sido volantes, han sido damas…

¿Qué eso de los volantes?
Eso es una cosa muy bonita. Las hacen los niños pequeños que cuando llega la Virgen al paraje de la Cruz entonces los niños hacen una rueda muy despacito muy despacito, saludan a la Virgen y luego al capitán.

¿Y los episodios caudetanos?

Eso es una cosa muy grande. Están a hora a ver si les dan la Declaración de Interés Turístico nacional. Las fiestas de Caudete tienen 400 años de antigüedad y Almansa que tienen 20 años han cogido un boom más fuerte. Los trajes de los guerreros y de los bandoleros llevan unos bordados y unos terciopelos preciosos. Se hacen aquí. 

¿Y  de gastronomía, algún plato típico?
El arroz. Los gazpachos los hacemos en invierno. Hice 40 canelones porque tengo a toda la familia. Unos fines de semana nos juntamos dice y otros 16…

 ¿Tienen mucha influencia levantina?

Nos sentimos castellanos, el valenciano no lo entendemos, tan cerca que lo tenemos. Nos sentimos manchegos.

 ¿Qué es lo que más ha cambiado en Caudete?

Pues cuando éramos niños todo eran casitas bajas. Y ahora hay cada rascacielos.. Todo esto que es nuevo era una huerta llena de trigo que era precioso. Ahora todo es asfalto, pisos y  muchos coches. Antes sólo había dos coches: uno para ir a la estación y otro de un señorito del pueblo. Esos son los coches que recuerdo yo de cuando era pequeña.

¿Hubo mucha emigración en Caudete?

Sí, sobre todo en los años 50. Yo tengo dos cuñados que viven en Barcelona. Y a Francia se iba también. Algunos han vuelto, pero otros no. Hay algunos que tienen piso aquí y pasan aquí un mes… Y otros que cuando se hacen muy mayores se vienen aquí, a morir a su pueblo.

¿ Guarda usted recuerdos de la guerra y de la postguerra?

De la guerra me acuerdo cuando quemaron las iglesias porque vivíamos cerca del Carmen y venía todo el humo al pueblo. Y recuerdo mucho a mi madre llorando y devolviendo y diciendo madre mía, lo que nos viene. Y recuerdo cuando tiraron las bombas en Villena, los aviones pasando por aquí. Y con un miedo que teníamos… cuando oíamos los aviones nos metíamos en unas cuevas del corral donde se criaban a los cerdos. Y de después pues qué te voy a decir...

¿Se pasó hambre en la postguerra en Caudete?
Yo tenía amigas y conocidos que lo han pasado muy mal.

¿Y afectó a la convivencia?
Sí. Con decirle que yo estaba jugando a las bolas, que tenía 8 o 9 años y porque iba ganando una me dijo: Esta aún tiene el rabo muy tieso, va a haber que ir cortándoselo. Y fui a mi casa contándole a mi madre lo que me habían dicho y me dijo: Ea, hija mía ten paciencia. Sí, ha habido mucho.

¿ Le gusta a usted la política? ¿Se hablaba en su casa de política?

No, porque vi sufrir tanto a mis padres. Mi padre fue uno de los fundadores de la casa del pueblo. Mi padre no quería nada más que ayudar a los pobres. Y después de guerra no lo denunciaron y en cambio en guerra, fue mi padre un día al ayuntamiento a decirle al alcalde lo que estaban haciendo y lo encerró. Lo tuvo 24 horas en el calabazo porque le dijo al alcalde que no les gustaba lo que estaba haciendo en el Ayuntamiento.

Pero yo no he pertenecido a nada. Me gusta el voluntariado, me gusta ayudar a la gente. Mi madre era igual. Yo le decía: madre parece usted el confesionario de la calle, porque todas las personas iban a preguntarle a Margarita. Con toda la pobreza que tenía daba mucho. Era muy buena persona.

¿Qué recuerda usted del comercio, había muchas tiendas aquí?

Había tiendecicas que tenían de todo. "Ca Sánchez",  tenía papelería, ferretería, hasta vendían medias, cazuelas, ollas… de todo. Había cuatro o cinco tiendas en el pueblo.


Había unas escuelas. Estaban las monjas, estaba párvulos y tres escuelas donde estaba el ayuntamiento. Doña Isabel era muy buena mestra  y yo envidiaba mucho a sus alumnas porque todas las que salian de su clase eran las que más sabían del pueblo.

¿Qué es lo que más le gusta de Caudete y qué recomendaría a alguien que no sea de aquí?

Las fiestas de septiembre y los bailes de navidad porque en ningún pueblo de la provincia  se verán los mantones que se ven en Caudete. Vinieron de una fábrica de Andalucía porque les llamaba la atención que fuera tanta gente de Caudete a comprar mantones. Es una preciosidad.

¿Y algún paraje natural?

Sí La Toconera. Íbamos en Pascua a pasar el día. Hay muchos pinos. De jóvenes también hacíamos excursiones pero íbamos andando, ahora vamos en coche.

¿ Qué consejo daría usted a los jóvenes?
Pues que cuando tengan la ocasión y tengan suerte que la respeten. Y que trabajen.

¿Y si pudiera retroceder cambiaría algo de su vida?

La primera que me cambiaría sería yo. Me gustaría tener 40 años menos para poder vivir la vida que hay hoy en día en Caudete. Disfrutar de todo lo que se hace en esta Casa de la Cultura. Yo las veo y paso envidia, de los teatros y todas las cosas que hacen. He ido a muchos pueblos de La Mancha con esto de la lectura y eso enriquece mucho a las personas. La casa de la cultura es lo más grande que tiene Caudete. Bueno, también tiene una piscina preciosa.

¿ Y personajes destacados de Caudete?

Pues Rafael Requena, el pintor. Y había un tal don Juan Revenga…Ahora cuando paso y veo las casas tan abandonadas, y pienso cómo después de tantos años de grandeza se ha llegado a eso. Eran familias adineradas. Había tres o cuatro muy fuertes. Los de Tesicas Requena, los Cortiñas, los Revengas…  No les dieron estudios a los hijos y los hijos lo han despilfarrado todo.

El Paso también es otra maravilla. Y el barrio de San Francisco con la Plaza de Toros es de las más bonitas de España. La hizo un  señor Don Paco Albará, casado con una duquesa francesa. Mi padre en su juventud fue albañil y cuando hicieron todo el barrio de San francisco, la plaza de toros y El Paso… él estuvo allí.
La primera corrida de toros que hizo la hizo con cinco toros para su mujer y él sólos. Después de guerra vendieron la plaza de toros y todas las columnas que había se las llevaron a los altos hornos de Sagunto.
Está enterrado en la Iglesia. Su mujer no quiso venir nunca a Caudete y no tuvieron hijos, pero la trajo muerta y también está enterrada en la Iglesia. Se fue cuando los carlistas y se casó con la varonesa que al parecer era muy rica. A la Virgen de Gracia le hicieron una corona con todas las joyas de aquella mujer.

 ¿Qué es eso de la alcachofa?

El día de la Virgen del Carmen, en la plaza que es donde está el convento de los frailes Carmelitas ponen cuatro columnas y una alcahofa. Y dentro ponen una niña o un niño vestidos de blanco y cuando se abren las hojas le cantan a la Virgen… (Canta)

¿Es usted una persona religiosa?

Yo voy todos los domingos a misa y tengo mucha fe, pero veo cosas tan injustas. Discuto mucho con una sobrina porque creo que los curas no dan el ejemplo que Jesucristo nos mandó, pero tengo mucha fe. No me acuesto una noche sin rezar mis oraciones y sin pedir salud para toda mi familia.
 

 

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