José Colmenero López

Maestro y director del colegio de Higueruela. Creador de la revista cultural Stizerola.
Promotor y dinamizador de la vida cultural de su pueblo. Falleció el 10 de julio de 2015

Fecha de entrevista: 17/11/2014

Comarca: Corredor de Almansa y Monte Ibérico
Municipio: Higueruela
Año Nacimiento: 1943
Año Fallecimiento: 2015
Género: HOMBRE
Entrevistadora: Ester Pérez González

Usted nació en Higueruela y ha vivido allí muchos años,  pero ¿cuál es exactamente su vinculación con Higueruela?

Soy de Higueruela, nacido en Higueruela, aunque en aquella época, en el año 1943, que fue cuando yo nací, mi padre estaba de maestro en Corral Rubio. Pero mi madre se fue a casa de su madre porque entonces lo habitual era que los niños naciéramos en la casa y no en la clínica. Y por éso nací en la casa de mi abuela Mercedes, en Higueruela.

Voy cumplir 71 años y en este tiempo, la mayor parte de mi vida, tanto profesional como personal y afectiva, la he desarrollado en Higueruela.

Es un pueblo con el que me siento absolutamente vinculado. No sólo por mi, sino porque hasta donde he podido buscar mis antecedentes son todos higueruelanos. He llegado hasta mi tatarabuelo. En Higueruela se quemaron los archivos parroquiales durante la guerra civil y desgraciadamente las demás fuentes de información a las que se podía recurrir no existen. Por tanto, yo creo que  mi familia procede de Higueruela o Chinchilla. Y en torno al siglo XVI o XVII ya estaban establecidos por allí.

¿Cómo recuerda la escuela rural de entonces?

Respecto al colegio, las aulas tenían diferentes ubicaciones e incluso se cambiaban de sitio con relativa frecuencia porque eran locales particulares que se alquilaban por parte del Ayuntamiento a diferentes personas del pueblo que disponían de algún local. Casi siempre eran insuficientes de capacidad, de luz, de condiciones higiénicas, y bueno, pedagógicas también.

Los pueblos han cambiado, han avanzado en servicios e infraestructuras. ¿Y las personas?

El otro día hablando con un señor de mi edad de un pueblo de Alicante me preguntó si yo pensaba que los niños ahora eran menos crueles que antes. Y yo le contesté que creía que no. Pero a raíz de eso, recuerdo con muchísima tristeza que se maltrataba a los animales de una forma desesperada. La gente trabajaba mucho en el campo; eran trabajos muy duros y venían muy cansados del trabajo. Y si un burro o una mula no podía con la carga o si el animal no podía tirar del carro, toda la ira, toda la frustracción, todo el cansancio y el desencanto de ese agricultor, de esa persona trabajadora, lo descargaba contra el animal y le daba incluso auténticas palizas.

Eso lo recuerdo con muchísima tristeza pero, hilvanando con épocas actuales, también he visto que hay gente que tiene un burro en su casa en Higueruela porque están en extinción  y lo tienen en la cuadra, lo cuidan, lo lavan lo peinan... pero llegan días determinados, por ejemplo si salen en vísperas de fiestas o si  hacen una despedida de soltero, y al pobre animal también lo maltratan de forma cruel porque lo emborrachan, lo meten en sitios donde el animal no puede estar cómodo, etc.

En realidad, la naturaleza humana  - permítame una reflexión-  como naturaleza humana creo que ha evolucionado poco. Hemos evolucionado mucho en cuanto a técnica y desarrollo de otro tipo, pero creo que lo que es la esencia del hombre sigue siendo más o menos la misma.

¿De qué vivía la gente? ¿Cuáles eran sus ocupaciones?

Cuando mis padres se fueron a vivir definitivamente a Higueruela después de vivir en Corral Rubio y Alcadozo, era el año 1952. Yo tenía nueve añitos entonces y lo que recuerdo de  entonces es que la gente vivía fundamentalmente del campo, de la agricultura; fundamentalmente cerealista porque el viñedo que ahora tiene bastante repercusión en la economía entonces no se cultuvaba como ahora, con tanta dedicación y sobrealimentando la tierra para que los frutos fueran rentables. Por tanto, repito era agricultura y ganadería. Aparte de eso había pequeños explotaciones de huertecitos y era una economía de pura subsistencia. Se comía de postre lo que había en ese momento: Si había higos, se comían higos. Y recuerdo en muchas casas sacar de postre aceitunas, porque se habían guardado en conserva; o los melones y las uvas se colgaban en las cámaras y llegaban hasta Navidad. 

En Higueruela la tierra ha estado siempre bastante repartida, no ha habido grandes propiedades, y la mayoría de la gente prácticamente se autoabastecía.

¿Cómo era la familia y qué roles desempeñaban cada uno de sus miembros?

A los niños se les tenía una consideración infinitamente menor de la que se les tiene ahora. Un niño era casi como un mueble y si podían ayudar en algo pues se les recababa para que trajeran un canterito de agua e incluso para que ayudaran en las tareas del campo. Tengo amigos que a los  8 ó 9 años los llevaban ya de gorrineros a alguna finca sólo por lo que era el sustento, la costa.

Los hombres hacían un tipo de vida adecuado a la luz solar:. Se madrugaba mucho, se  hacía un desayuno recio; como el campo no estaba al lado del pueblo, se tardaban varias horas en llegar al puesto de trabajo, o bien en caballería o bien andando... Y ya se llevaban la comida para mediodía y después, al caer el sol, regresaban a casa.

Se cenaba pronto y tras un rato de tertulia en la lumbre, pues a acostarse pronto. También los hombres acudían mucho al casino, el bar del pueblo, donde se trataban la mayor parte de los acuerdos que había entre las personas, para contratar a la gente, para cerrar la compra venta de algún animal o tierra... Era un lugar donde se estaba más calentito que en casa, y a pesar del humo que cegaba los ojos, uno se podía permitir el lujo de decir: "oye, ponme un café", aunque el café fuera malta puro, pero uno podía mandar, porque en casa eso podría ser más conflictivo.

Las mujeres se dedicaban al cuidado de los hijos y al cuidado del hogar; también al cuidado de los animales domésticos, se encargaban de engordar al cerdo, si había gallinas cuidarlas...y de mantener la casa limpia, preparar la comida... En sus ratos libres estaban entre sus tareas bordar, hacer punto, remendar...

¿Dónde hacían las compras? ¿Había tiendas o tenían que desplazarse?

Las tiendas eran supermercados. Con pocas existencias, naturalmente, pero se compraba el aceite a granel; se compraban las conservas de pescado, en la tienda abrían una lata grande de dos o tres kilos e íbamos con el plato para que nos echaran una ración del escabeche que había; el aceite se medía con una bomba que había detrás del mostrador y se echaba en el recipiente que llevábamos; el pan se amasaba y se preparaba en casa y luego se llevaba al horno para que se horneara y o bien se pagaba en metálico o se dejaba una parte del pan que se había cocido como compensación.

Pero sí, las compras básicamente se hacían en el pueblo. Había también una carnicería. Mis tías, dos hermanas de mi padre solteras tenían una carnicería a donde mi tío, que tenía ganado, llevaba al animal para sacrificarlo. Recuerdo que lo mataban y lo dejaban oreando y hasta el día siguiente no se empezaba a partir la carne. La gente llegaba y decía: "Dame media cuarta de carne, de alda". No había la clasificación de la carne que había ahora y la carnicera ya se guardaba mucho de ir repartiendo para que todo el cordero se vendiera al mismo precio.

¿Había industria u otras fuentes para conseguir ingresos extras?

Nos hemos agarrado a todo lo que nos podíamos agarrar para subsistir.

Recuerdo una época en la que vino un señor al pueblo. Un hombre alto, desgarbado, con un guardapolvos... y este hombre proporcionaba a las mujeres azafrán, o algún sucedáneo, para liar papeletas a mano y luego envasarlo para sus distribución. Recuerdo que el hombre tenía el bigote, los pelos y los dedos del mismo color que el azafrán. No llegué a morderle, ni  a chuparle, pero seguro que el hombre sabía a azafrán.

También  llevaban al pueblo las telas y los adornos para los vestidos de valencianas. Se les daban los tules y las lentejuelas para que las cosieran.

Hubo otra época dorada, que fue muy buena, pero que duró poco, que fue con el cultiuvo del champiñón. No era industria pero se salía de lo rutinario. Si vais a Higueruela veréis cientos de cuevas en unas zonas de estratos más blandos. Se excaban cuevas de 100 ó 150 metros con doble boca que se unían al final, para sembrar el champiñón. Tuvo  una rentabilidad buenísima, la gente se creía que aquello era la panacéa, pero cuando pasaron unas cuantas cosechas, vieron que aquello se infectaba y que necesitaba un tratamiento y requería unos conocimientos que la mayoría de la gente que se dedicaba a aquello no tenía y poco a poco se fueron abandonando. Al final sólo quedaron dos o tres familias que se dedicaron más en exclusiva al cultivo del champiñón.

De Almansa era tradicional que llevaran también a Higueruela y a otros pueblos de alrededor zapatos para coserlos. También se compraron máquinas de tejer para confeccionar jerseys, pero ninguna de esas actividades tuvo continuidad.

En todos los pueblos hay personas peculiares que quedan en la memoria colectiva. ¿A quién recuerda de manera especial?

Había un señor que tenía un motocarro y se dedicaba al transporte en su motocarro. Ahora resulta curioso  ver un programa de fiestas de entonces (ya se sabe que se sufragaban, como ahora, con publicidad de los comercios) y ver el anuncio de "Laureano Cano, transportes con motocarro". Hoy es Pascual López quien tiene el negocio y cuenta con nueve o diez camiones de gran tonelaje para transporte por carretera.

Tambien me viene a la cabeza un comerciante llamado Benito Mínguez, siempre con su guardapolvos puesto y siempre al pie del cañón. Dentro de la tienda había una puerta que daba a la habitación donde solían comer. La tienda y la casa se comunicaban y las puertas de una y de la otra estaba siempre abiertas, ya fuera sábado o domingo, por la mañana, por la noche... Yo creo que eso pasaba en casi todas las tiendas. Este señor tenía en la tienda de todo.

Recuerdo a Angel Marín, que era policía nacional. Imagínate a los chiquillos cuando llegaba al pueblo con una moto Sanglas, una gorra de plato, con unas botas altas, pantalón de cuero...Vamos, ni películas ni historias, aquéllo era un auténtico acontecimiento. Un hermano suyo, era sastre, una persona siempre activa, amable, servicial, siempre dispuesto a echar una mano a quien llegaba de fuera, a acoger al forastero, con esa amabilidad, y esa forma nerviosa de ser. Tenía una bicicleta e iba a de aquí para allá. Pero es que era un hombre omnipresente, tenía del don de la ubicuidad. Yo creo que ahora que se lleva mucho eso de sacar fotos antiguas no ceo que haya una foto de algún acontecimiento en la que no esté Paco Marín en medio.

Los maestros, el cura, Don Juan Cortés, le teníamos un gran respeto. Era un hombre muy delicado de salud. Tenía un aparato en la espalda que le producía una chepa muy grande y nos daba la impresión un poco de ser un hombre no de este mundo. Se sentaba en la puerta de la iglesia y se ponía a leer el breviario y le molestaban mucho los niños. Era un hombre que estaba siempre un tanto entristecido y recuerdo que nos decía: "Veros, veros..." 

Lo que sí hacíamos era que aunque estuviéramos jugando, si veíamos al sacerdote, dejábamos lo que estábamos haciendo y corríamos a besarle la mano. Y con los maestros también, íbamos siempre a saludarlos.

Recientemente ha muerto un señor que se llamaba José Juan. Su apellido poca gente lo conoce porque siempre ha sido José Juan el de la Felicidad. Aquí podríamos entrar en un capítulo interminable sobre los apodos de la gente en los pueblos, y esto de nombrar a la gente por el nombre del padre o de la madre, como Juna, el de Alfonso, o Rafael, el de la Bienve, y le sentaba fatal.

Pero José Juan era un hombre singular. Era un hombre naturalista, vivía de lo que encontraba en el campo o de lo que otras familias le daban o retiraban. Era un auténtico salvaje y con una vida muy primaria, pero tenía una filosofía de vida encantadora. Con una gran facilidad de palabra y, ocioso, como es natural, propio de su condición de naturalista, no trabajaba en nada. 

En fin, tendría que nombrar a muchos.

¿Cuáles han sido los momentos claves o los hitos que han marcado la historia más reciente de Higueruela?

A nivel de Educación, a partir de la Ley General de Educación de Villar  Palasí, de 1970, y que permitió que, allá por el año 1974 o 1975, se pudiera hacer Bachillerato en el pueblo y las familias lo acogieron con una gran ilusión

Cuando yo estudiaba, a los nueve años los que queríamos seguir estudiando dejábamos la educación Primaria  a los 9 años, y los que aguantábamos hasta el final, a los 12 años se acababa. Esa ley supuso ampliar la educación obligatoria dos años, y tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo, supuso una mejora muy grande en la educación.

Pero además fue un momento social muy bueno porque ese cambio fue muy bien aceptado y había una simbiosis extraordinaria entre el colegio y los padres. El ministerio, por aquella época, nos dignificó un poco, se nos subió el sueldo porque ya se nos encomendaban tareas mucho más elevadas.

Fueron unos años dorados en cuanto a la enseñanza.

Desde el punto de vista económico, para mí no hay ninguna duda de que el hito en la Higueruela moderna lo marca el parque eólico. Las molinetas supusieron unos ingresos extras para muchos particulares que en las primeras fases vendieron terrenos baldíos a unos precios que ni se podían imaginar. Y el Ayuntamiento arrendando terrenos. 

Eso trajo consigo además la creación de puestos de trabajo para gente joven e hizo que se fijara la población en Higueruela. Pero no fue sólo una inversión multimillonaria en un momento, sino que creó trabajo y riqueza. Como el Ayuntamiento obtenía más ingresos, se pudo permitir hacer más inversiones, y se construyó la residencia de ancianos, que es una magnífica obra arquitectónica y social. Y no sólo acoge a las personas mayores, sino que además da trabajo a gente del pueblo.

Higueruela es sin duda muy diferente hoy a cómo hubiera sido si no hubiera habido un parque eólico.

¿Cómo afectó la emigración al municipio? 

En los años 60 y 70 se produjo otro fenómeno importante, que fue la emigración rural. No es algo privativo de Higueruela, sino de todos los pueblos de Castilla-La Mancha. La industrialización en las ciudades y la mecanización en el campo. Con la llegada de las primeras cosechadoras y de los tractores la mano de obra en el campo deja de ser tan necesaria y deja sin trabajo a muchas personas, y al mismo tiempo en las ciudades empieza a haber una demanda de mano de obra. Por tanto, empieza a haber una desbandada de Higueruela sobre todo hacia Levante. La mayoría de la gente de Higueruela que emigró está en Elda, Elche, Alicante, Valencia.  

Higueruela llegó a  tener más de 3.000 habitantes en los años 50. Muchísimos de ellos vivían no en el núcleo de población, sino en caseríos diseminados por todo el término municipal que es muy extenso. Las familias antes eran muy numerosas. Esta emigración viene a descargar las necesidades de alimentación porque se reduce el número de habitantes, y personas que antes habían tenido que alimentar a cuatro o cinco hijos en el pueblo, y de pronto se encuentran con que como consecuencia de esta emigración a las ciudades, entran en casa tres o cuatro sueldos porque las mujeres se habían puesto a servir en una casa o los hijos trabajaban en una fábrica o en la construcción... Eso supuso un gran desahogo económico.

Ahora Higueruela se va manteniendo en este  tipo de economía basada en los servicios y en las posibilidades del Ayuntamiento de mantener unos servicios que son bastante dignos.

¿Cómo era la actividad cultural y social?

Mi vivencia personal y las personas de mi alrededor tuvimos una gran ilusión participativa, renovadora...Pusimos gran parte de nuestro espíritu lo volcamos en una acción local que redundara en beneficio de los higueruelanos. Se creó una asociación cultural llamada Stizerola, que es uno de los nombres que podría ser el origen del pueblo, con la que se realizaban diferentes actividades. Y sorprendió la fuerza con la que entró mucha gente, joven y no tan joven, porque nos sirvió para hacer un grupo de teatro; y nos sirvió para hacer cine y exhibir películas para el público infantil y adulto que supuso un avance en cuanto al ocio y la distracción. 

Y también desembocó en la creación de un periódico local llamado también  Stizerola. El periódico se veía con bastante simpatía. Tenía comentarios y noticias locales, generalmente más con espíritu positivo que con sentido crítico, pero sin dejar de punzar en aquellas cosas en las que veíamos que era necesario mejorar. Uno de los problemas mayores que teníamos era la impresión, Empezamos haciéndolo en la Diputación, pero desde que se entragaba el trabajo hasta que se podía distribuir pasaban a lo mejor dos meses y claro... noticias frescas.

Entonces intentamos hacerlo en la fotocopiadora del Ayuntamiento. No sé yo la cantidad de horas que hemos echado allí metiendo hoja por hoja porque utilizábamos un papel no habitual. También conseguimos comprar una máquina de escribir eléctrica, y cuando llegaron los primeros ordenadores hubo quien se atrevió a hacer los primeros pinitos incluso de composición. Pero vamos... que era un cortar y pegar literal, no como el cortar y pegar de ahora con el ratón, sino cortando  los títulos, las fotos... Ay..., me dan ganas de llorar, qué pena (risas).

Hubo un momento que fue muy difícil continuar y paramos, pero después de una pausa retomamos el proyecto. Y entonces hubo un aluvión de suscriptores foráneos y eso nos dio seguridad. La finalidad era dar a conocer el pueblo, la actualidad, y siempre, siempre un afán didáctico, no moralizador, pero si para educar en valores.

¿Había implicación por parte de los vecinos y vecinas en la dinamización social y cultural en el pueblo?

Había muchas personas que empujaban. Se creó la Asociación de Amas de Casa, la Asociación de Padres y Madres, la Asociación Cultural, la Sociedad de Cazadores, la Cooperativa del Campo Santa Quiteria que funcionaba muy bien, había habido dos intentos de cooperativas textiles para ver si la gente joven  se podía asentar ....

 En cuanto a deportes, ahora que yo sepa hay una asociación  de senderismo, otra de bicicletas, se hacen campus de fútbol... Está la programación cultural, de otoño, de primavera...y es una programación de categoría,  a la altura, no de pueblos de igual tamaño, sino de otros municipios con muchos más habitantes...

Higueruela siempre ha sido un municipio muy vivo.

A veces como maestro me quejo de que los frutos después de tantos años no son los que uno quisiera, pero por otra parte si miras todo este sedimento que ha ido quedando y miras cómo está actualmente la vida social y asociativa de Higueruela creo que está muy bien.

¿Cómo es el carácter de la gente de Higueruela? 

Voy a decir un poco cuál es el defecto que yo veo y es que somos bastante roñosos, somos agarrados. Por ejemplo en Hoya Gonzalo son de otra manera, o en Alpera, son más gastadores. A nosotros nos tienen que dar con una maza para gastar. Por ejemplo, mi madre hasta que no tuvo todo el dinero para poder pagar la radio no se la compró.

El carácter es pacífico y pacificador y es sorprendente que en Higueruela, la inmensa mayoría de la gente, hoy y hace treinta años, se hablan unos con otros. Porque es muy frecuente que en los pueblos fulano no se hable con Mengano.

¿No alteró la guerra civil la convivencia entre los habitantes? 

Durante la guerra civil en Higueruela no murió en el pueblo más que una persona que era Jacinto Matarín, que era un falangista que estaba trabajando en el pueblo. Vinieron de Almansa, se lo llevaron y lo mataron.

Este hecho creo que es fundamental para que no hubiera una división tremenda entre los vecinos del pueblo, porque sin lugar a dudas, los hijos, los descendientes de aquella persona a la que unos u otros se lo llevaron y le pegaron dos tiros en una cuneta, es normal que esa enemistad se mantenga. No quiero juzgar ni hablar de las personas de otros pueblos, pero es envidiable como en Higueruela se convive frente a otros pueblos vecinos, donde si gobiernan los de derechas, los de izquierdas no van a la piscina, por poner un ejemplo. Hasta ese extremo se llega. Y si gobiernan los de la izquierda pues los de la derecha no van a la procesión, o no frecuentan los mismos bares...

¿Qué tradiciones y costumbres atesora Higueruela? 

Las costumbres son las propias de un medio rural. Desde un punto de vista festivo, está Santa Quiteria que es la patrona. Ya se ha repetido hasta la saciedad que tiene dos imágenes porque cuando una de ellas parecía que era viejecita y había que renovarla se trajo una nueva y cuando se sacó en procesión el día 22 de mayo descargó un gran pedrisco y hubo una tormenta tremenda. Y la gente más supersticiosa del pueblo se pensó que esto había pasado porque la imagen vieja de Santa Quiteria se había enfadado porque no la habían sacado. Y entonces decidieron hacerle otra procesión a Santa Quiteria la vieja el día 23 por la tarde.

Y tengo que decir que ando  intentando saber cuándo ocurrió esto exactamente. Pero tanto la una como la otra tienen muchísimos fieles y hay mucha gente que vive fuera y no se pierden la procesión de Santa Quiteria la vieja.

Luego también es típico la matanza, el mataero. Servía para reunir en torno a una casa a la familia, los vecinos y los amigos, y aparte de ser algo fundamental para llenar la despensa con todo lo que se guardaba, era una auténtica fiesta familiar.

En los primeros días del año, el día de Reyes se reunían, en una casa o en un bar, los quintos. Y prácticamente se dedicaban una semana a beber, a comer, a burrear, a ir por las aldeas pidiendo,cantando, rebuznando a las chicas que se encontraban por la calle...

Desde los años 50 se celebraba la romería de Fátima que consistía en llevar a la virgen de Fátima desde Higueruela hasta Oncebreros, que es una aldea en el límite de Higueruela y Hoya Gonzalo. Y seis meses más tarde, se hacía en septiembre y en abril, los de Oncebreros la traían a Higueruela.

Como casi en todos los sitios entre los pueblos vecinos la gente suele llevarse mal, aquí nos llevabámos mal, pero mal, mal. Y casi todos los años la romería acababa como el rosario de la aurora.

Sin embargo, la romería de San Isidro, que se instituyó en el año 1962, y se hace a una finca particular que se llama finca Aparicio que tiene un gran chaparral, un encinar bastante extenso, y en una época que es tan bonita y en la que el campo está que da gloria, con las cunetas llenas de amapolas, y con un tiempo generalmente muy bueno, pues toda la gente sale al campo.

El escudo de Higueruela es obra suya, ¿podría explicar sus elementos y significado?

El escudo de Higueruela tiene dos cuarteles. Por una parte tiene una representación de una bicha ibérica que apareció en la mata de la estrella y se conserva por parte de un particular. El otro cuartel tiene la ermita de Santa Bárbara que representa la religiosidad y la superstición del pueblo y tiene una hoja de encina y una hoja de vid, que son dos de los productos más significativos del pueblo. Yo creo que debería haber tenido una alusión al Marquesado de Villena porque Higueruela siempre ha sido una pedanía de Chinchilla, pero bueno, así fue aprobado por la Corporación y posteriormente por instancias superiores en Castilla-La Mancha.

 

 

 

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