Pilar Nohales Martínez

Pilar Nohales fue alcaldesa de Casas Ibáñez y Diputada Provincial de Bienestar Social en los años 80 y 90, en el ejercicio de cuyos cargos impulsó la creación de los Centros Asesores de la Mujer en la comarca de la Manchuela y el Consorcio de Servicios Sociales de la provincia;también fue la primera mujer presidenta del Centro de Desarrollo de La Manchuela.  Desde su ámbito profesional, la educación, ejerció  como maestra rural y de educación especial, siendo también promotora del  Movimiento de Renovación Pedagógica en Albacete. Persona de profundas convicciones religiosas y de gran coherencia humana, ha militado toda su vida en el Movimiento Rural Cristiano, desde el que ha luchado especialmente por los derechos de  las mujeres del mundo rural, concibiendo la política como un acto de amor y generosidad. 

Fecha de entrevista: 05/03/2021 

Comarca: La Manchuela
Municipio: Casas Ibáñez
Provincia: Albacete
Pais: España
Año Nacimiento: 1938
Entrevistadora: Ana Fe Serra

P: Buenas tardes, Pilar.

PNM: Buenas tardes.

P: Muchísimas gracias por ceder tu testimonio de vida al Instituto de Estudios Albacetenses, y muchas gracias por estar aquí. Preséntate ante la cámara, anda, cuéntanos quién eres.

FAMILIA - INFANCIA:  

PNM: Pues yo soy Pilar Nohales, que nací en el año 38, en un enero frío, en Pozoseco, provincia de Cuenca de dónde era mi padre, y al terminar la Guerra, mi padre que era comerciante de tejidos, y de confecciones y muebles en Casas Ibáñez, pues se volvió otra vez a Casas Ibáñez, y mi madre que era de Casas Ibáñez, nos volvimos a vivir, y ya empiezo a tener recuerdos de Casas Ibáñez pues casi desde que tenía tres años, me acuerdo bien de muchísimas cosas que pasaban en…, por aquel entonces. Por ejemplo, en el verano 42 cambiamos de casa y me vine a vivir y una vecina mía cantaba: “el vino en un barco”, y yo me creí que era artista y me sentaba todas las tardes a su lado mientras ella cantaba “el vino en un barco de nombre extranjero”, pero yo nunca me daba cuenta lo del vino, yo me creía que era que el vino, iba en un barco, (sonriendo) lo comprendí después.

Y bueno, pues aquí en Casas Ibáñez tuve amigas desde muy pequeña, que aún las tengo: Consuelo García Faura, que teníamos tres años y jugábamos y así. Y en la casa donde nos vinimos a vivir, en una casa grande, con un patio grande que es donde he vivido todo el tiempo, y en esta casa pues ahí iban, yo que sé, los chiquillos a jugar, acudíamos montones de chiquillos a jugar. En mi casa había cabras, y yo ataba, uncía una cabra a un carricoche de mi hermano, y me iba a hacer los recados, pero a todo esto mi madre no sabía que yo iba con la cabra, y cuando venían los chiquillos y le decían: “María, que Pili no nos deja la carroza, no nos deja…”, y entonces mi madre salía y decía: “pero, ¿qué carroza lleva esta?” y ya me veía venir a mí con la cabra y el carricoche de esos que llevan los chiquillos y bueno, y fui muy feliz. Con una cantidad de vecinos y una cantidad de… jugábamos muchísimo y jugábamos a lo que pasaba en la vida, ¿eh? Por ejemplo, veíamos a las estraperlistas, pues una tarde jugábamos a las estraperlistas. Salió la bomba atómica, pues la bomba atómica era un escobón que lo escondíamos y había que encontrar la bomba atómica. Que veíamos una película, veíamos las películas de la Guerra Mundial con los…, las películas no, los NO-DO, con los paracaidistas que se tiraban así, pues con paraguas nos tirábamos desde la sarmentera con paracaídas.

Una de mis amigas se cayó, y se mordió aquí (señalando la rodilla) se puso…, le salió sangre y entonces yo le dije: “como es herida de diente, hay que…hay que cuidarla con pasta de los dientes” y saqué pasta de los dientes y se la puse. Vino el padre que era boticario y dice: “¿qué ha pasado aquí?”, digo: “ pues que Pili se ha mordido en la rodilla y le salía sangre, y yo como se lo ha hecho con los dientes, con pasta de los dientes”, y aquel hombre que era saladísimo decía: “¡qué bien! ¡como lo has pensado tan bien!, y yo me quedaba tan satisfecha, ¿eh?, y así hacíamos travesuras y hacíamos…

Esto que os voy a decir ahora es un arranque feminista, digo feminista, no sé si es feminista,

Cuando yo era pequeña, veníamos aquí a Albacete a la Feria a casa de mi tía, y mi padre se llevaba a mi hermano mayor que yo a los toros y al pequeño, al que me seguía a mí a los toros, y yo cogí tal berrinche, porque si se hubiera llevado al mayor pero que se lleve al más pequeño yo porque era mujer no me llevaba a los toros, me escapé, me fui a la plaza de toros y pasé por el corral de caballos y vi a Luis Miguel Dominguín torear, que uno le dijo “cagueta” y se llevó al toro al tendido 4.

P: Pero tu entraste en la plaza

C: Muy bien.

P: Muy bien.

PNM: ¡Ay, madre!

ESCUELA - ESTUDIOS: 

Y yo fui a la escuela, empecé muy pequeña, muy pequeña a la escuela de las monjas, de las Trinitarias, porque me fui con una chiquilla, así me empecé a ir con una chiquilla, y siempre…, mi madre lo que hizo es que le pagó a ella para que fuera a la escuela de las monjas, y yo me iba. Yo no he estado nunca en párvulos, siempre estuve con las mayores, y el primer recuerdo así que tengo, es que quise pintar una copa blanca, y le quería dar con un color blanco, no me salía, y entonces me preguntaron que…, me puse a llorar, y me dijeron que porque lloraba, digo: “ porque quiero pintar la…,”, dice: “ pues píntala de este color”, digo: “no que es de este”, yo es que la veía incolora (riendo), y la quería hacer así, bueno. 

Pues un día, castigaron a una, a una niña, porque no se sabía el catecismo, el misterio de la Encarnación, y la castigaron, ella tenía 11 años, yo tendría 5 o así, y la castigaron, y ella se pasó todo el tiempo: “vino el arcángel San Gabriel”, repitiéndolo, repitiéndolo, bueno. Entonces cuando ya vinieron la hermana que la había…, la monja que la había castigado, a preguntarle, y le preguntó: “venga el misterio, si te sabes el misterio”, y no se lo sabía, entonces le dije: “yo sí que me lo sé”, dice: “¿que tú te lo sabes?”, digo: “si”, y entonces le solté la retahíla: “vino al arcángel San Gabriel a anunciar a Nuestra Señora la virgen María que el verbo divino tomaría carne de sus entrañas….”, etcétera, etcétera, entonces la monja lo encontró como milagroso, y fue a ver…, a visitar a mi padre a la tienda y le dijo: “esta niña tiene que estudiar porque se sabe el misterio de la Encarnación”. Mi padre no entendía de encarnaciones, ni, ni…, no era muy piadoso, y así, pero cuando yo tenía 10 años, pues mi padre dijo: “oye, esta tiene que estudiar que se sabía aquello de la Encarnación” (riendo), y así es como empecé a estudiar, cuando no estudiaba ninguna mujer en mi pueblo.

Empecé con unos maestros e hice hasta el tercero allí. Tengo un recuerdo muy bueno de todos mis juegos con los chiquillos y con las cosas que íbamos haciendo, y en los maestros que cuando salían los críos entonces nos daban clase, y luego ya pues, me vine, me fui a estudiar a las Dominicas a Albacete.

En las Dominicas estuve…, terminé el Bachiller y cuando terminé el Bachiller teníamos reválida de sexto, en la reválida de sexto me suspendieron, y al suspenderme, pues mi padre que quería que fuera farmacéutica, y a mí se puso doña Concha Pérez Gotor enferma, y le dijo a mi madre…, (doña Concha Pérez Gotor era la abuela de Joaquín Reyes el humorista), y entonces le dijo a mi madre, si podía ir yo a sustituirla, porque en aquel entonces no sustituían a los maestros que se ponían enfermos, se buscaban a alguien o ya verían ¿eh?. Y bueno, pues me fui a la escuela, estuve con los críos y me di cuenta qué me gustaba, y me vine, me matriculé, y mi padre que quería que fuera farmacéutica, dijo: “pero bueno, ¿a qué viene esto?”, digo: “que me gusta”, y ya empecé a hacer Magisterio, y ya, había hecho el Bachiller superior, cuando yo estudié Magisterio solo se necesitaba cuarto, entonces los dos primeros cursos casi los saqué sin estudiar y estudiando poco, con lo que sabía del Bachiller, y luego pues ya me preparaba las oposiciones y es cuando me fui a Casas de Ves de maestra que ya, bueno más o menos ya lo sabéis.

INFANCIA – GUERRA CIVIL: 

P: Y volviendo, Pilar volviendo a tu infancia, vamos a volver a tu infancia. Cuéntanos la vida en el pueblo, háblanos por favor, de cómo se vivió la Guerra en Casas Ibáñez, qué recuerdos, qué oías tú de toda esta etapa tan difícil.              

PNM: Pues en aquella etapa, un día pasó un avión volando y una mujer les dijo a otras: “chicas son de los nuestros”, y yo decía: “¿qué es esto de son los nuestros?”, ¿eh?, pero casi una cosa que más… entonces se veía…contaban en la escuela, nos contaban unas historias las monjas, de masones que profanaban la Eucaristía que no sé qué, y bueno que nos daban…, se contaban muchas cosas, y luego contaban también de la Guerra. Si eran de un bando pues contaban cosas del bando, si era de otros… ahora de mayor ya me doy yo cuenta, me di cuenta, lo contaban de otra
forma, pero nosotras éramos una pandilla muy atrevida de amigas, estoy hablando

de 7 años, y nos fuimos al cementerio el día de los Difuntos, y entonces vimos todas las tumbas con flores, menos los fusilados, que habían fusilado a veintitantos creo que fusilaron, allí en la puerta del cementerio, y estaban al final de todo en la parte norte del cementerio, las tumbas sin flores, y entonces convinimos mis amigas y yo de quitarle flores a las tumbas que más tenían, y llevársela a los fusilados porque no tenían flores, y cuando no se dieron cuenta, nos esperamos a que hubiera poca gente, entonces requisamos las flores que pudimos y se las llevamos, y llegamos al acuerdo de que cuando rezáramos a los fusilados, para que no nos dijeran nada y no nos persiguieran, luego teníamos idea de que nos podían perseguir, rezar de medio lado, mirándolos con un ojo y con el otro como mirando al otro sitio para que no se notara que estábamos allí. Curiosamente, el año que salí de alcaldesa, y fui al cementerio el día de los Difuntos, lo primero que hice es saltar la cadena que habían puesto ya, en la primera…, la primera corporación democrática, y salté y me puse donde estaban los jubilados (fusilados) y me acordé de cuando rezábamos, recé un Padrenuestro y es que me emociono, me emociono de acordarme.
Y luego, siendo alcaldesa, vino gente a sacar el cuerpo de sus difuntos que tenían,  y les di todas las facilidades que pude, y también hice todo lo que pude porque las viudas de personas que habían estado en la cárcel que eran republicanos, les reconocieran y les dieran ese millón de pesetas que dieron al principio de la democracia, y bueno, y yo tengo ese recuerdo.

BRIGADAS INTERNACIONALES: 

P: Cuando hablamos de tu infancia, de la Guerra, Casas Ibáñez fue un centro de acogida de las Brigadas…

PNM: ¡Ay! El campo de aviación se me ha olvidado.

P: de las Brigadas Internacionales. Cuéntanos algo de esto Pilar.

PNM: Bueno, cuando las Brigadas Internacionales yo como no vivía entonces, pero después he investigado mucho ¿eh?, incluso tengo una grabación filmada de los sitios de Casas Ibáñez donde estuvieron las Brigadas Internacionales, pero lo que sí yo me acuerdo, es que iba con mis padres, a mi padre le gustaba mucho ir al campo ir así de excursión y nos llevaba al campo de aviación, que el campo de aviación era donde los Internacionales lo tenían como campo. Y estaban las trincheras y yo me acuerdo de jugar muchísimo en las trincheras, y aún se notan un poco las trincheras ¿eh?, aún se notan y jugábamos en las trincheras, íbamos, y pasamos de un sitio a otro, y luego había un aparato que debió de ser para poner en marcha los aviones y una caseta y tal. Y yo, oír hablar de los Internacionales, mucho y después como han investigado y han pasado por allí, sí. Y Casas Ibáñez fue un sitio muy importante de los Internacionales, y Tito, el mariscal Tito estuvo en Casas Ibáñez, estuvo en Casas Ibáñez allí, y hay en Casas Ibáñez varios sitios donde estaban los Internacionales y en la iglesia también.
Y lo que es una lástima, es que Madrigueras que estaban todas las pinturas de los recados de los que…, los han quitado lo han blanqueado.

P: ¿los grafitis?

PNM: Los grafitis. Si.

PERSONAJES: 

P: ¿Y quién era María Vergara?

PNM: ¡Ah! María Vergara. María Vergara es una mujer de Casas Ibáñez que se destacó como republicana, y era hermana de un fontanero de Casas Ibáñez, yo la conocí. Primero no la vi en muchos años porque debió de estar en la cárcel y así, y luego vino por Casas Ibáñez y esta mujer yo que sé, yo creo que se debió mover mucho en esa zona, por Casas Ibáñez y el padre también eran gente que eran… yo que sé. De la María Vergara yo la he oído nombrar y apenas la llegué a ver luego al final. Y primero estaba mal vista ¿eh?, porque toda la gente al principio estaba mal vista, en aquellos momentos, yo que era de una familia de derechas y mi familia no era de poner, aparte de eso que mi padre era comerciante y tampoco le interesaría, pero que estaba mal visto los que eran…, cuando yo era pequeña los que habían sido de izquierdas. Y había unas chiquillas que iban de luto que al padre lo habían fusilado y estaban las pobres, así como cohibidas y mal.

P: ¿Hubo muchas represalias en Casas Ibáñez después de la Guerra?
   
PNM: En Casas Ibáñez no hubo ningún muerto, de Casas Ibáñez no mataron a nadie, pero hubo algunas familias importantes de Casas Ibáñez que dieron pal pelo ¿eh?

P: ¿Al acabar la Guerra?

PNM: Al acabar la Guerra. Al acabar la Guerra sí. Y había una, que salía con la gorra esta de…, la boina falangista, en los teatros: “el Frente de Juventudes presenta”, y yo como decían que…, yo no sé qué idea me…, y una prima mía y yo hacíamos una oración porque esa mujer, para que se vaya del pueblo, la veíamos como mala para que se fuera del pueblo, entonces rezábamos una oración: “levántate Patro y enciende una vela y mira quién anda por la cabecera, no sé quién, Señor, San José que se case la Patro y se vaya del pueblo, que no sé qué, que se case la Patru y se vaya del pueblo”, y al poco tiempo viene y dice: “que la Patro le ha salido novio y se va a vivir a Valencia”, y mi prima y yo, nos parecía que lo habíamos conseguido (riendo).

Bueno, en Casas Ibáñez la Guardia Civil dio muchas palizas al terminar la Guerra ¿eh?, la Guardia Civil dio muchas palizas y eso sí que me acuerdo. La gente iba a por leña a la Derrubiá y le quitaban la carga, la tenían que llevar al cuartel y leña que te crío, dieron mucho. Al padre de una amiga mía, venía con una carga de leña, qué bofetón le daría un guardia que le reventó el oído.

P: ¿Por qué la gente había cogido?

PNM: Porque cogían un poquito de leña del campo, del monte, que el monte es de todo el pueblo.

P: Pero no porque se hubieran significado políticamente

PNM: Pero coincidía que eran rojos.

P: Coincidía.

MAESTROS REPRESALIADOS: 

PNM: Sí. Y también me acuerdo de los maestros que daban clase, unos que no eran maestros y otros que eran maestros represaliados, que daban clase por la noche ¿eh? y solían ser gente de izquierdas y gente que iba a esas clases. 

P: ¿Y por qué daban clases por la noche?

PNM: Para qué… venían del campo, la gente del campo. Y los hombres iban y las mujeres no creas que iban, se quedaban más analfabetas, si había un índice bastante alto, ahora que en Casas Ibáñez casi en todas las casas o en todas las casas hay un licenciado o dos.

P: Pero ¿y esos maestros daban clase por la noche?

PNM: Mi tío, yo tenía un tío que era administrador de correos y lo metieron en la cárcel, lo metieron primero en la cárcel y luego cuando salió como lo dejaron sin trabajo y él era una persona muy culta, daba clases e iban muchachos por la noche con él y él le daba al venir, y así se sacaba unas perras.

Y el marido de doña Emilia Pastor que era don Sebastián Reverte, que ¡por cierto!, me encontré con la nieta en una reunión del PSOE en Madrid, y dice: “mi abuela era de allí, era maestra de allí” y entonces ya me di yo cuenta que, de que era hija de Tanin de uno de los hijos y así, o sea que los maestros lo pasaron…

Doña Concha Pérez Gotor, que era la abuela de…de este, como se llama de Reyes, de Joaquín Reyes, el humorista, esa, el marido estuvo, estuvo represaliado y estuvo sin poder trabajar y estaba de contable en una tienda de comestibles o de ultramarinos, y así había la mayoría de las maestras, tenían al marido represaliado, y ellas no sé yo cómo se salvaron.

Y bueno pues hubo mucha miseria y mucho… Una mujer del Serradiel, que es una aldea, lo describía en un libro que escribió, dice: “en mi casa”, al describir la casa dice: “un patio, una gorrinera vacía”, que una gorrinera vacía era decir que no tenían ¿eh?, y así pues sí eso es, y ya no sé ya.

POSTGUERRA: 

Y la postguerra pues, fue un tiempo muy difícil, un tiempo de hambre. Yo me acuerdo de ver a las niñas y a los críos comerse las cortezas de naranja que tiraban otros, ¿eh? y cuando no había para comer, y también creo que me marcó que mi madre, nevó muchísimo, y no se iba la nieve, entonces venía la gente: “¿María tiene algo?, ¿María tiene algo?”, y mi madre fue dando, dando, dando, hasta que se quedó sin nada, y oí yo a mi madre sollozar de por arriba, y subí con cuidado y me la encontré que estaba de rodillas en cruz y estaba así poco menos que interpelando a Dios y diciendo: “que se vaya esto de una vez, que no me queda nada pa dar, que no tengo nada pa dar”, y mi madre llorando: “que no tengo nada pa dar”. Creo, que la postura de mi madre que tuvo con la gente, lo perdonadora que fue, lo que no llevo cuenta de si sufrieron o no sufrieron en Guerra, porque mi padre era de derechas. Mi padre fue alcalde un año, republicano de Lerroux, en el partido republicano de Lerroux, y mi padre fue perseguido. Yo nací en Pozoseco porque a mi padre lo persiguieron, y lo perseguían los republicanos, incluso fueron a buscarnos y tal. Pero yo nunca encontré que tuvieran rencor mis padres, sobre todo mi madre. Mi madre tenía un corazón grande, y tenía siempre puesta su mirada en los que estaban peor, y me decía: “tú nunca mires a los que tienen más que tú, mira a los que están peor que tú y tienen que vivir y lo están pasando mal”. Y yo creo que todo esto, todas estas cosas, te van marcando y te hacen pues que…

aunque hayas ido recibiendo pues una educación muy, muy de… conservadora, porque ¡vamos!, que cuando íbamos a decir el verso de la Primera Comunión, las primeras que decían el verso eran las que íbamos a las monjas e iban de blanco y las que iban sin… las que no iban a las monjas que iban al colegio público, pues entonces esas las últimas, las ponían en la fila y había como unas diferencias grandes, unas diferencias grandes. Y a mí no sé, todo eso me fue marcando, y para fijarme también en los que tenían menos y yo creo que todo eso es lo que me llevó a mí, siendo de una familia muy conservadora, a ser…, a tener un pensamiento completamente distinto, un pensamiento pues más progresista más así.

CONCIENCIA SOCIAL: 

P: ¿Y fue dónde tú empezaste a tomar conciencia social? Desde bien pequeña ¿no, Pilar? 

PNM: Empecé desde pequeña, ¿eh?, desde pequeña. Es igual que mi madre. Yo predicaba cuando era pequeña (sonriendo), imitaba a los predicadores y les hacía la voz igual, que venían, y me acuerdo que un día que me puse a predicar en los siguientes términos: “el matrimonio es una cosa postiza”, y entonces mi madre vino y dice: “pero, ¿que está diciendo esta?”, digo: “porque si dos no se pueden coger de la mano ni besarse, porque venga un cura y haga así (señal de la cruz) ¿ya se pueden acostar juntos?. Mi madre, “¡madre! pero…, bueno. Y yo después me he acordado, me acuerdo de todas estas cosas y creo que hay un tiempo en que luego la educación religiosa te hace aparcarlo, pero cuando vas teniendo libertad de pensar y yo creo que es una de las cosas que más contenta estoy en la vida y es de haber llegado a tener una libertad grande en el pensamiento ¿eh?, y ponerme en cuestión lo penúltimo ¿eh?, bueno pues no sé. Y yo creo que todo esto, y también me hizo mucho aterrizar en la izquierda, en ser una persona más así, porque en el Movimiento Rural Cristiano en el que milito desde hace cuarenta o cincuenta años, cincuenta años, nos decían o decíamos que las personas necesitaban, que estaba el régimen de tal forma que las personas necesitaban que alguien… tener como un padrino para que le hicieran caso, y yo me lo leí esto y …, “aquí dicen un padrino”, pero es que un día lo pude comprobar. Un día en Casas Ibáñez me encuentro con una mujer que venía llorando, y digo: “¿por qué llora?”, y dice: “porque vengo de…, mira como tengo las piernas, se ha muerto mi marido, tengo dos chiquillos y he dicho que si me ponen en la…, en la beneficencia para ir al médico y me ha dicho que no.”, y digo: “¿cómo te van a decir que no?”, dice: “me han dicho que no, me ha dicho el secretario que imposible que no puede ser”, digo: “vamos a subir otra vez”, dice: “¿para qué?”. Y cuando subo yo: “¡Hola Pilar!”, me dice el secretario que había, “¿cómo está?, y no sé qué y tal, digo: “pues que vengo con esta señora…”, y le cuento, y dice: “¡pues claro!, esto está hecho ahora mismo”, y le hizo el…, le hizo el documento para que tuviera… Entonces yo cuando me salí, pregunté, me pregunté: “¿pero es posible que esta mujer por ella, no le hayan podido dar, no le haya podido conceder… ponerla en el padrón de las personas de beneficencia?”. Y bueno es que no me lo podía creer. Y me iba yo sola diciendo: “los ayuntamientos tendrán que cambiar, y tendrá que venir gente que respete a las personas sin, no por lo que son, ni por nada, o por lo que no son, sino porque son personas”, y bueno pues todas estas…, todas estas cosas…, lo que no sabía yo entonces es que llegaría un momento en que sería alcaldesa, eso estaba, estaba más largo.

ESCUELA - MAESTRA: 

P: Pero bueno Pilar, antes, antes…vámonos atrás. Antes de ser alcaldesa, Vamos a tu vida profesional. Acabas Magisterio y ¿dónde empiezas a ejercer?

PNM: Empiezo…, el primer sitio que estuve en Casas Ibáñez, pero muy poco tiempo porque me fui a prepararme las oposiciones y cuando me las estaba preparando me buscaron para Casas de Ves, y me fui a Casas de Ves, y estuve ya en Casas de Ves, es la primera escuela.

P: ¿Y cómo era la escuela de Casas de Ves?

PNM: Pues era una escuela… Mira, la primera era un sitio que se había habilitado para escuela, dos mapas viejos colgados, un paquete de tiza y se acabó.

P: Y tú, ¿cuántos años?

PNM: Pues yo cuando llegué allí…, vamos a ver, sesenta…, tenía veintidós años, veintidós años. Es que yo como hice el bachiller superior y no pude presentarme en las del 58 por no tener el Servicio Social, era un poquito…, entonces las maestras se iban desde cuarto y entonces a los dieciocho años ya podían ser maestras.

P: ¿Y por qué no habías hecho el Servicio Social?

PNM: (Riendo). Pues, la verdad es que fueron las de Sección Femenina a Casas Ibáñez, pero yo nunca fui allí, nunca fui ni de Sección Femenina, ni tampoco fui a la Cátedra ambulante, y entonces no lo tenía hecho.

P: Bueno y entonces en la escuela de Casas de Ves, ¿cómo era?, ¿cuántos niños tenías?, ¿cuántos alumnos y cuántas alumnas?

PNM: Pues tenía matriculados unos 32, y acudían 8 o 10.

P: ¿Niñas?

PNM: 8 o 10 niñas. Y estaban las niñas por un lado y los niños por otro. Luego, podíamos…, más tarde en permanencias, tener…, los podíamos juntar, pero en las escuelas no se podía entonces.

P: ¿Y tú interviniste de alguna manera para que hubiera más niñas?

PNM:  Sí, ¡claro! Es que al ver que no había…, que no venían y preguntarles qué porque no venían y dicen: “porque se quedan en su casa”, entonces vi que tenía que ir a visitar a…, que tenía que ir a visitar a los padres y convencerlos de que tenían que venir, ¿eh? de que tenían que venir a la escuela, entonces todos los días al salir de la escuela me iba, me iba a hablar con los padres, y hasta que los fui convenciendo cuando ya…, a los dos o tres años de estar allí, ya venían todas a la escuela y no faltaban, ¿eh?, y alguna…., recuerdo que había una que era pastora, los padres eran pastores y la mandaban a guardar el ganado, cuatro o cinco ovejas en un sitio que le llaman la Pasadilla, y yo, como no la mandaban a la escuela, bajaba por la tarde al terminar y le daba lección y le explicaba las cosas, porque digo: “esta si no, se va a quedar atrás”.

Y cuando vino el gobernador a inaugurar las escuelas prefabricadas, empezó la gente de Casas de Ves a reivindicar el agua, que no tenían agua, nos daban un cántaro por persona cada seis días. Y entonces oigo una mujer que dice: “¡qué leche agua!, que enseñen más los maestros!”, y era la madre de la chiquilla que no venía a la escuela, que yo tenía que bajar.

Entonces, en Casas de Ves, fue muy importante también en mi vida porque allí estuve nueve cursos y esos nueve cursos, sí…, fui muy feliz en Casas de Ves, me lo pasé muy bien y si me fui a Casas Ibáñez es porque se murió mi padre, y me trasladé a Casas Ibáñez, si no, no me hubiera ido.

P: ¿Y cuánto cobrabas por aquella época, Pilar?

PNM: 1165 pesetas, lo que serían ahora 7 euros ¿eh?

P: Y allí, ¿dónde te alojabas?, ¿dónde vivían las maestras?

PNM: Vivía…, un amigo de mi padre, me buscó una casa para estar allí en la casa y la mujer me pidió 1200 pesetas, y le dije que no podía dárselas porque no las ganaba, y dice: “bueno pues 1100”,  y me quedaban 65 pesetas al mes, y como no iba a Casas Ibáñez, mi padre decía: “ahora le ha tomado tanto cariño al pueblo que no viene”, y no iba porque no tenía para ir, se me acababa el dinero, nunca he sido más pobre que entonces, pero también feliz porque poco a poco iba conociendo a la gente, y los maestros empezamos a trabajar en equipo, y empezamos a hacer cosas, a hacer teatros en tiempo libre con los chavales, hubo unas movidas, estuvo aquello…, fue precioso.

RELIGIÓN – CONCIENCIA SOCIAL: 

Y fui…, bueno…, me impliqué también mucho. Había una familia que venía, que tenía muchos hijos, y vivían al lado, vivían en una ermita, y un día vino este…, vino y me dijo, me enseñó un oficio que le había mandado el cura, en el que por haber blasfemado lo echaba de la…, que vivía con una cocinilla y una cámara, en la ermita al lado de la ermita de San Antonio, que lo echaba de San Antonio por haber blasfemado, y terminaba el documento diciendo “Dios guarde usted muchos años”, y yo cuando lo cogí y lo leí que lo echaba por haber blasfemado o por lo que hubiera sido y que “Dios guarde usted muchos años”, dije para mis adentros: “a la intemperie”. Yo pensé que no me podía quedar así. Al cura no le podías decir en aquel momento, se le podían decir pocas cosas, pero aquel hombre con los chiquillos, seis o siete chiquillos, había que ayudarle de alguna forma, y entonces le ofrecían una casa, y bueno me da un poco de pudor decirlo pero bueno, como es historia ya, pues yo tenía ahorradas diez mil pesetas y se las tuve que prestar que ya no me las devolvió, para que se comprara…, para comprarse la casa y dar el primer plazo, pero la verdad es que aquello me puso muchas cosas en cuestión, como se podía echar a una persona así, blasfemara o no blasfemara, con los chiquillos a la calle, y yo qué sé, me dolió mucho, y también me hizo que me empezara a comprometer, porque cuando eres muy joven y tienes muy poco dinero, porque eso sería ya por el quinto año o así de estar yo en Casas de Ves, para juntar con lo poco que empecé ganando y luego a lo mejor ganaba cuando más 2500 pesetas, 3000, pues aquello me…, me…, me hizo bien el comprometerme, y me hizo bien también porque no tenía por qué estar pensando que por ser curas no se equivocaban o esas ideas que se tenían antes, pues es una persona como otra, esto lo ha hecho así bueno y ya está.

P: Y de Casas de Ves, ¿a dónde vas, Pilar?

PNM: De Casas de Ves a Casas Ibáñez.

P: Vuelves a tu casa.

DICTADURA: 

PNM: Vuelvo a mi casa, y en Casas Ibáñez tengo…, en Casas Ibáñez llevo primero, estábamos trabajando bastante bien, trabajaba en equipo con Pilar Zafra que es amiga y también maestra, y bueno pues estaba…, el primer año fue estupendo, el segundo también, en el segundo empezamos a dar clase a chicas jóvenes que se querían sacar el carnet de conducir, y no tenían el Servicio Social, entonces hablamos con la Sección Femenina y empezamos a…, empezamos a darles cursos que ellas les convalidaban y nosotros enseñábamos matemáticas y lengua, y aprovechábamos para que no fuera solo de formación, formación del espíritu nacional yo creo que no dimos y bueno, y entonces hicimos eso, y fueron unas 120 jóvenes. Cuando vieron que venía mucha gente tal, me buscaron para delegada de la Sección Femenina, y yo les dije que no , que no me encontraba para ser delegada de la Sección Femenina, y ya enseguida se complicó la cosa porque empezaron a decir que éramos un grupo de comunistas, que nos reuníamos, cuando digo las monjas no había monjas es el edificio que ya se ha quedado con el nombre de las monjas, estábamos en el nombre, de las monjas y empezamos e tener una persecución fuerte, una persecución que fue el cura que había, dijo que lo echaban y parece que dijo que éramos nosotras, las que estábamos por allí, bueno total, que allí empezaron a recoger firmas de casa en casa, bueno la gente a disparatar, lo pasamos muy mal. Un día una niña se metió en mi coche en un “dos caballos” que tenía en la puerta, y le digo: “¿qué haces ahí?”, que estaba con el volante, y se fue, y luego vino la abuela por la noche y me dijo: “si no encontramos a mi nieta o se ha tirado a un pozo, usted es la culpable que la ha asustado”.

Y entonces aquella noche me dijo mi madre: “lo siento mucho Pilar, porque se murió tu padre y me quedó el consuelo que te ibas a…, a estar conmigo, pero creo que te tienes que ir”.

P: ¿Y de qué año?, ¿en qué año estamos hablando Pilar?  

PNM: 72

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PNM:  Y en mayo del 72, luego vinimos al obispado, y el obispado dijo que no habían, porque el cura dijo que lo habían denunciado a él, y el obispado, el obispo dijo que no lo había denunciado nadie ¿eh? Y fue aquello muy fuerte, muy fuerte, de venir la policía, hablar con mi madre, de …, bueno, tuvimos una persecución el grupo. Y yo, que estaba en formación con un grupo al que pertenezco, y fui a hacer un curso de verano y en ese curso de verano pues una de las monitoras que estaban allí, me dijo: “oye…, yo te cuento…, “porque yo les contaba cosas de las misiones, porque vinieron las misiones a Casas Ibáñez y decían unos disparates gordísimos y bueno, bueno, decían pero disparates que bueno, las podría repetir porque me acuerdo perfectamente de todo lo que predicaban, y nosotros decíamos: “pero bueno, estas tonterías que están diciendo”, y como no les iba nadie a la misión, entonces decía uno de los misioneros: “ ¡que esto me pasara a mí en Sabadell!, ¡pero no en un Casas Ibáñez que no venga la gente a la misión!”. Empezaron a decir que éramos nosotras las culpables de que no, de que no fueran a la misión, tuvimos allí un lío…, total, qué entre esto del lío, la policía que luego venían que dijeron que si éramos comunistas que si éramos no sé qué…, al final yo en Barcelona en el curso aquel, una de las monitoras, me dijo: “oye, yo te encuentro como muy cansada, y muy así. ¿A ti no te convendría venirte a Barcelona y dejar el pueblo un poco?”, y no lo sé, me lo pensé. Y me dieron una plaza en un colegio

de educación especial que era de los padres, era de un patronato de padres, y la trabajadora social de allí me entrevistó, estuvimos hablando y me dijo: “¡ay por favor, quédate!, vente que necesitamos una directora, que son muy jóvenes los que hay allí”, y yo le dije: “directora, yo no quiero ser directora, y menos a un colegio que llego nueva”, digo: “a mí me parece que las directoras, las tienen que nombrar los profesores y así”.  Y bueno, y es cuando me fui a Barcelona, que ¡por cierto!, me ocurrió una cosa, que fui a hablar con esta, y llevaba una camisa que ponía “tarada”, que me la debí comprar tarada y no le quité el letrero y me fui con el letrero puesto de “tarada”, cuando volví, se dieron cuenta y dicen: “ná tú como ya te vienes, te vas a ir a un colegio de educación especial, ya te has puesto ahí el nombre” (sonriendo).

Esta fotografía viene conmigo desde el año…, está conmigo desde el año 74, que hicimos un carnaval con los chiquillos y se disfrazaban y me disfracé yo también, y yo me disfracé de abuela ¿eh?, de abuela con una careta y así, luego no me conocían. Y entonces Alicia, que era una chica que tenía problemas de comunicación y así, no se le ocurrió otra cosa que hacer este dibujo que dice: “monumento a una abuela que no tiene nietos”, me puso. Y esto viene conmigo siempre, porque es… Barcelona, aquellos tres años que estuve fueron importantísimos en mi vida, por la renovación pedagógica que hice, por los cursos, porque allí hice también la especialidad, porque tuve unos compañeros extraordinarios, que ahora nos hemos vuelto a reencontrar a través de un whatsapp y compañeras, y fue un tiempo donde yo desarrollé pues muchas facetas de mi vida porque me sentí bastante… con bastante libertad, pero no me fui a Barcelona por gusto, me fui porque me perseguían en Casas Ibáñez, ¿eh?, me perseguían en Casas Ibáñez a mí y a otras que éramos del Movimiento Rural.

P: Y allí hiciste la especialidad ¿no? de educación especial.

PNM: Allí hice la especialidad de educación especial, y allí hice muchos cursos, hice con André Lapierre de psicomotricidad, hicimos cursos, bueno, allí me promocioné mucho, y luego, luego fui directora del centro, pero me votaron los padres y los profesores.

P: Como a ti te gustaba.

PNM: Sí. Y me votaron sí, y entonces de los tres años que estuve, los dos últimos fui directora del centro y allí trabajamos pues muy bien, trabajamos en una escuela con un estilo democrático, con los padres hacíamos reuniones una vez al mes en las que estaba, el psiquiatra, los psicólogos, la logopeda, todo el equipo que estábamos allí, los representantes de los padres, no los representantes, los padres, venían los padres y también estaban las limpiadoras, la cocinera y los monitores, y cada uno daba, como veíamos que funcionaban los niños, cada uno tenía conocimiento, la cocinera, y a mí esto como anécdota, cuando pasaba a la cocina y estaban en el comedor, había una mongólica, una de trisomía 21 que cuando me veía, me decía: “Pilar puta” y todos hacían (tres palmadas), pero yo no me daba ya cuenta ni de lo que me decía, porque pasaba, y vinieron unas a verme y dicen: “pero, ¿qué es lo que te dicen?” (riendo), nos decían tantas cosas.

P: Y eso era como un avance de lo que fueron luego los consejos escolares, en los que participaban todos los estamentos de la escuela.

PNM: Sí, sí, sí y además fue precioso, porque todos…, la cocinera decía pues este ha pasado y ha dicho tal o a este lo veo de tal forma, y muy bien, con caracteriales,  yo tenía caracteriales. Además, ahí tengo que decir que en esa escuela es donde yo, es donde yo me pasé de ser, de ser enseñante a ser pedagoga ¿eh?, porque era, se veía con una profundidad las cosas, y veías lo importante. Recuerdo que un día, un chiquillo estuvo a punto de tirarse por la venta, y la madre puso verde a la profesora y yo me encerré con ella en una habitación y empezó a decirme, a decirme, a decirme, a decirme, a decir cosas y a decir cosas, y ya la mujer me dijo: “mire, Pilar, si mi Julito se llega a matar, con las veces que le he deseado la muerte”, y yo la escuché profundamente y me di cuenta de la importancia que tenía de escuchar profundamente, porque digo: “si nos escucháramos bien, seríamos capaces de tirar del hilo y ver dónde está el ovillo”. Esa mujer le había deseado la muerte, y estaba con una conducta agresiva contra la maestra, era como matarse a sí misma, bueno ná. Y aprendí mucho: pasé consultas con el…, con el psiquiatra, pasábamos con los padres, y me enseñó a entrevistar y a ir a lo profundo y a ir así. Yo tengo un recuerdo muy grato de Barcelona. Y allí…

EDUCACIÓN – RENOVACIÓN PEDAGÓGICA: 

P: Creo que dentro de tu vida profesional como pedagoga...

PNM: ¡Ay sí!

P: Sí, sí, sí, tú fuiste pionera del Movimiento de Renovación Pedagógica, ¿no?

PNM: Y ahí hay una fotografía.

P: Y creo que participaste en la primera Escuela de Verano.

PNM: Pues sí, es que íbamos un grupo, íbamos a Barcelona y a otros sitios que había escuelas de Renovación Pedagógica, y llegó un momento que siete maestras, un maestro y seis maestras nos preguntamos, y decimos: “pero bueno que estamos saliendo, y vamos nosotros porque podemos, ¿y las que no pueden?, ¿por qué no se monta? Y como yo estaba recién llegada de Barcelona, y en Barcelona los profesores que tuve, el profesor Guixà que era logopeda, y bueno y varias que había por allí, gente que yo conocía muy interesante, me dijeron: “si nos necesitas, iremos”, y cuando fuimos a montar, llamé a Guixà y vino, que era el logopeda de San Juan de Dios, y vino a la Escuela de Verano y vinieron varios, y otros de por aquí, y entonces formamos talleres y empezó el Movimiento. Ese primer año lo hicimos en el Benjamín Palencia, y en el segundo año, en el segundo año…, ya no me acuerdo donde lo hicimos, pero…, y luego ya siguió algunos años más, pero en el primer año y el segundo año estuve en la organización, y la Diputación, la Diputación nos dio un dinero para que pudiéramos el primer año y creo que el segundo también y fue muy bueno, muy bueno, muy bueno, porque es la primera vez que nos encontrábamos un grupo, si tienes por ahí, donde tengo lo de la docencia, un grupo que se están riendo que yo les estoy hablando, yo no sé qué les estaría diciendo, y un grupo de gente que nos vimos por primera vez, era el 79 cuando, y por primera vez así un grupo grande, buscando cosas nuevas, con talleres que venían profesores con otras ideas, con otra…, y bueno.

Y a mí, la Renovación Pedagógica quien me la motivó fue una niña en la escuela que me dijo: “maestra no me gusta lo que pones, me aburro”, y entonces miré la pizarra y dije: ¡Ay! tiene razón la chiquilla. Y empecé a tener, empecé a tener ganas de…, digo “algo tengo que hacer”.  Hablé con maestras de Casas Ibáñez y contactamos con un grupo que seguían a Célestin Freinet en Murcia, y estuvimos con ellos y vinieron incluso por aquí, y fuimos a Murcia, que también eso era otra de las causas de la persecución ¿eh? porque hubo algún maestro de Casas Ibáñez que me dijo: “sí, esas reuniones que hacéis vosotras”, es cuando trajimos por primera vez la llanda que era una especie que fabricábamos con glicerina y azúcar y tal para hacerla y el texto libre y empezamos a trabajar con eso. Y quién me motivó a mí el que empezáramos a hacer la renovación fue una chavala que se llama Gregoria, se llamaba Gregoria tenía 7 años, parece que la estoy viendo mellada, en Casas Ibáñez y que fui capaz, digo: “tiene razón, que cosa más, más así”, y bueno, yo...

POLÍTICA - DICTADURA: 

P: Y a nivel político en Barcelona, ¿qué ocurrió?

PNM: Bueno, pues a nivel político pasaban muchas cosas. La muerte del obrero del Besós, la muerte de Puig Antich y de “Polaco” a garrote vil. El obrero del Besós que se le hace un funeral en Cornellá y al salir dieron palos por todos lados, la policía sin decir nada, y gente mayor que había en el funeral y tal. Y a mí, las gafas, que muy miope que era y soy, y las gafas se me vinieron aquí, y digo:”Uuu, me han dado un palo y no veo”, y corriendo se me pusieron en su sitio, bueno, le dieron al de mi derecha al de mi izquierda por ir a un funeral. O sea, ahí, yo me di cuenta, se me abrieron los ojos de muchas, de muchísimas cosas.

Y en una reunión, esto es aparte, en una reunión que me invitaron en la Parroquia de Sant Miquel del Port, estaba el PC, PCI, el PSUC, todos los partidos habidos y por haber, y yo no sé porque no me invitaron a mí, y hablaban todos, los de Galicia  del gobierno provisional que tenían preparado los otros, los otros, los otros, y ya llega un momento que les dije: “oye, estoy viendo que a Franco lo dejáis para Albacete”, yo creía que me mataban porque, es que todos tenían, todos tenían ya el gobierno preparado y yo no sé por qué, y bueno.

Y luego también me invitaron en el…, me invitaron y era ya todo lo del catalanismo ¿eh?, en el …, en este sitio…, en el Tibidabo, tuvimos unas jornadas en las que estaban gente muy importante tendrían que estar, porque hablaban de publicación de libros y de tal. Y estaban buscando un eslogan, decir, “Por la Cataluña…,” no sé qué, y les dije yo, digo: “no me gusta eso de “Por la Cataluña”, dice: “¿cómo lo dirías tú?”, yo digo: “por una Cataluña”, digo: “si le poneis ese artículo, por la Cataluña, es que ya sabemos de antemano que es Cataluña, y si es como decís que es abierta y ha sido abierta todos los tiempos, tiene que ser “Por una Cataluña” que se va haciendo, y cambié el eslogan, cambiaron el eslogan.

P: ¿Y de qué año estás hablando Pilar?

PNM: Pues estoy hablando…, a ver…, me vine en el 75, 74 sería.                 

P: ¿No había muerto Franco?

PNM: No, no. Franco se murió estando yo en La Gila de maestra.

P: ¿Por qué te vuelves de Barcelona?     

PNM: Pues me vuelvo de Barcelona, porque yo, mi vocación siempre había sido rural, y mis amigas me dijeron: “oye, tú que tanto eras de rural, “con ná” te quedas en Barcelona”, y lo pensé y me vine y ya estaba, ya era cuando estaba Franco muy mal.

P: ¿Y dónde estabas tú cuando muere Franco?

PNM: En La Gila. Bueno, en Casas Ibáñez porque aquella noche me vine a Casas Ibáñez, pero yo vivía en La Gila. La Gila es una aldea que éramos 120…, 122 y estábamos…, yo tenía 22 alumnos, que me acuerdo perfectamente de ellos de los nombres y de todos, y fui muy creativa en La Gila, porque le tenía que explicar a siete cursos, siete no, ocho con párvulos y séptimo de todo, y entonces, como tenía libertad para hacer, traía gente de la aldea que era especialista, bueno especialista, ¡claro!, un hombre que había sido colmenero toda la vida, si yo voy a hablar de las abejas, ¿qué voy a hablar yo de las abejas?, viene el hombre y habla ¿eh? y entonces este hombre lo explicó, explicó tan bien y eso servía de motivación y después yo preparaba los ejercicios con arreglo a los distintos cursos que llevaba.

Y bueno, e hicimos muchas cosas, hicimos una gestión que ellos… “¿queréis que salgamos? pues si queréis que vayamos de viaje, escribir. ¿A dónde iríamos?, a ver la Base Aérea, pues ¡venga! a escribir”. Y escribían las cartas, una carta al jefe de la Base Aérea y nos recibieron y vinimos con los, con los chiquillos. Después, mi hermano que quitaba ya de la tienda algunos productos nos los regaló y pusimos mercadillo y entonces trabajamos muy bien las matemáticas, seleccionando los…, poniendo por tallas y ponían un puesto allí de mercadillo en La Gila y vendían. Y bueno, hicimos montones de cosas.

Pero lo que más me pasó en La Gila, es que había gente que se creía que yo era médico. Y me llega una mujer con el marido que se había caído a la escuela, y me dice que a ver si tenía roto el brazo, digo: “ pero bueno, ¿cómo voy a saber yo si tiene usted roto el brazo?”, “sí, sí, que usted…” digo: “¿yo que voy a saber?” y bueno, como no se me iban, y los críos se me alborotaban, digo: “a ver, menee usted este dedo, este, este, este, este, la muñeca, tal, el brazo…,”, digo: “creo que lo tiene usted bien”. ¡Ay! ¡Cuánto se lo agradezco!, y se fue moviendo el brazo, que venía con el brazo así con el marido, bueno. Otra noche, en la casa donde yo dormía me llamaron:  “oye, levántate que le ha dado el infarto a mi tío”, como si fuera una…, “ponle una inyección”, digo: “pero ¿cómo le voy a poner una inyección?”, bueno. Ya les tuve que decir, “si seguís así, yo mañana voy a la Inspección y digo que no puedo seguir aquí, porque yo he venido aquí de maestra, pero no he venido de…,” bueno. Pero yo en La Gila lo pasé muy bien. Y en La Gila es donde me hice las grandes preguntas de mi vida, si conforme yo vivía era vivir o no vivir. Y bueno, tuve la suerte de tener con todos los mozos que había y muchachas mayores les di clase de adultos, me quedé allá a vivir porque pensé que era la única persona que tenía carrera y que era mejor que me quedara allá a vivir, y me quedé allí a vivir y bueno, la amistad con las jóvenes la he tenido y la sigo teniendo. Ellas eran camareras en Mallorca, yo he ido a Mallorca cuando estaba en el ayuntamiento, y estaba cansada me decían: “vente para acá”  y allí sus casas abiertas y hemos tenido una fraternidad y una cosa, y tengo un recuerdo de La Gila muy bueno.

Después me fui a Alcalá del Júcar, ya me dieron en el concurso y estuve otros cuatro cursos en Alcalá del Júcar y allí me cogen las primeras elecciones municipales.

P: Te recorriste toda la Manchuela.     

POLÍTICA - ELECCIONES: 
 
PNM: En las primeras elecciones municipales vienen a buscarme una cuadrilla de hombres que habían estado en la cárcel la mayoría, que habían sido republicanos, todos con garrote, con un garrote, y: “mire usted…,” y tal. Y yo digo: “si yo no soy de aquí, ¿cómo voy a ser?”, “sí, sí, usted tiene que encabezar”, “no encabezar no”. Bueno total, que yo en los grupos que pertenecía, lo comenté, lo vimos y dije: “de segunda voy después de mucho”. Cuando estábamos haciendo los programas, cada vez que una cosa les gustaba, daban un garrotazo en el suelo, y yo retiraba los pies, porque digo: “estos me cogen los pies”. Y bueno, íbamos como Blancanieves y los enanitos.

P: ¿Y te presentaste como concejala?  

PNM: Como concejala. Y tuvimos muy mala…

P: ¿De algún partido?

PNM:  Del Partido Socialista.

P: ¿Eras militante Pilar?

PNM: No, entonces no, no era militante. Y estando yo en Alcalá del Júcar, este detalle. En las primeras generales…, en las constitucionales, se presentaba José Bono y vino José Bono a dar el mitin, acudimos catorce personas al mitin, y dice Bono: “y tú, ¿qué haces aquí?”, digo: “yo soy maestra”, dice: “pero ¿eres de aquí?”, digo: “no, soy de Casas Ibáñez”, dice: “oye, ¿me puedes presentar?”, digo: “¿qué te presente?”, dice: “sí”, digo: “bueno”, y pasé de asistir, a presentadora.

Bueno, y así llegué a Casas Ibáñez. Bueno que fue muy tremendo en toda la campaña porque se metían mucho los del Cerro y bueno, y así, y no salí. Salió un grupo de independientes, y Siro salió que iba encabezando una lista de…, ganó el CDS y Siro iba con una lista de independientes.

P: ¿Eso en la primera legislatura?

PNM: En las primeras…, en las primeras…

P: Elecciones.

PNM: En las primeras municipales. Y ahora os voy a decir que he ido en todas las municipales que ha habido, en la cola o como fuera, apoyando desde ese año de Alcalá, que es cuando empezaron las primeras municipales, hasta el año mil…, vamos a ver, estas últimas, en estas últimas no he estado, en estas últimas, hasta estas últimas he ido en todas las listas, porque se empeñaban, se empeñaban que fuera y bueno, pues he ido por ahí por atrás.

POLÍTICA – MUJER: 

P: ¿En qué año sales alcaldesa de Casas Ibáñez? Cuéntanos.

PNM: Salgo alcaldesa en el año 1983.

P: Cuéntanos como fue aquello.

PNM: Aquello fue terrible. Digo que sí, que voy, bueno después de pensarlo y así, y sale otra lista de una escisión del PSOE con Andrés Picazo al frente. Y entonces se presentan el CDS, el PP, entonces era Alianza Popular, me parece que era Alianza Popular, el PSOE, el Partido Comunista y los trabajadores, no sé cómo se llamaban, que eran una escisión del PSOE encabezada por Picazo. Ese primer mandato mío fue terrible, terrible, terrible. Si no llego a ser mujer, había dimitido, pero era la primera vez que una mujer era en Casas Ibáñez alcaldesa, y pensé que por responsabilidad tenía que seguir, ¿eh? que tenía que seguir, y…, pero fue, me pusieron, cuando no había mociones de censura porque la ley 7 no se había aprobado, ya me pusieron una moción de censura y después me pusieron otra, otra moción de censura, y estuvo la cosa…, estuvo la cosa, pero no sé ni como llegué al final, y cuando ya llegué al final, yo ya quería dejar, no quería estar más, y ya quería dejarlo todo, y entonces hacen las paces, la escisión del PSOE hacen las paces, y en lo que estaban de acuerdo es que encabezara yo.

P: ¿Y te presentas otra vez?

PNM: Me presento y entonces saco mayoría absoluta. Y sacamos mayoría absoluta.

P: ¿De qué años a qué años estuviste Pilar de alcaldesa?

PNM: Estuve del 83 al 99.

MUJER – FEMINISMO: 

P: ¿Y qué evolución sufrió el pueblo en todos esos años?

PNM: Bueno, pues, uno de los primeros días de la alcaldía, me encuentro una mujer por la calle con una cesta. “¿A dónde vas?”, “a ninguna parte, es que me da vergüenza pasear y cojo la cesta como que voy a un recado”. Eso me impactó un montón, eso yo, pensé que tenía que…, que las mujeres teníamos que hacer algo. Y eso que no tenía aún mucha conciencia de…, aunque de cría tenía cosas, algún, yo ahora lo repaso, pero, pero no tenía yo toda la conciencia de feminista que tengo en estos momentos, pero aquello me llamó enormemente la atención, y como vi que las mujeres no salían nunca fuera y que estaban allí y que no subían en bicicleta, empezamos a organizar salidas en bicicleta, empezamos los viajes esos de “Conoce tu región”, nos íbamos, nos apuntábamos, íbamos todas y se disparataban, entonces me acuerdo que cantaban uno de los estribillos: “esto no puede ser así, pa nosotras las maletas, para vosotros el mandil”, a los maridos les decían, y bueno. Y yo creo que, que se empezó a trabajar con las mujeres. La primera cosa era que saliéramos, que nos atreviéramos, que fuéramos a la Universidad, que fueran a la Universidad Popular, fui para la Universidad Popular a visitar a muchas para que fueran a aprender a leer, porque había un nivel muy alto de analfabetismo y bueno, y empezamos así a trabajar, pero ¡fijaros!, y en el mismo, y empezaron los servicios sociales en Casas Ibáñez en el 1984, al año de estar, porque yo venía muy motivada de Barcelona por el trabajo social que me daba cuenta lo que hacían en los barrios y así y todo el trabajo social. Y entonces, estando Rita Moraga de directora general, nos concedió una subvención a Fuentealbilla y Casas Ibáñez que nos unimos y empezamos con los servicios sociales, y bueno…

P: Y se crean los centros de la mujer, también.

PNM: Los centros de la mujer, se crea uno en Casas Ibáñez y otro en…, y para ello las concejalas de, de…, las concejalas que estábamos, estas que las tengo ahí en la fotografía: Pársila, Goyi, Carmen Navalón, Carmen Pardo y otra de Golosalvo, otras dos de Golosalvo, y algunas más, había alguna del PP y del PSOE, nos pusimos y empezamos a pedirles a los hombres, a mí me decían en las reuniones de los servicios sociales, porque es que eso es largo también lo de los servicios sociales, en esas reuniones me decían a mí los hombres, los alcaldes: “Pilar que cada vez eres más feminista, que cada día eres más no sé qué”, y yo los convencía un poco y les decía: “pero si vuestras mujeres están contentas, ¿no estáis vosotros también mejor?”, dice: “no te faltará para decirlo”, bueno, pero que con eso conseguimos que todos los hombres de la fundación (función) pública, de  servicios sociales, Ribera del Júcar y de Ves, los políticos, aprobaran el que se pidiera el Centro Asesor de la Mujer y se pusiera en estos sitios.

Entonces Casas Ibáñez, hizo una transformación. Yo cuando vine de Barcelona, el hermano de una compañera me dijo: “Pilar, que por donde pases hagas ciudadanía”, y me he acordado siempre de esto. La ciudadanía es lo contrario al vasallaje, y la ciudadanía es, pues el hacer, el que la gente tenga derechos y deberes, y que sepamos cuáles son nuestros derechos y también nuestros deberes. Y yo creo que he tenido la suerte, de a través de todos estos años, de trabajar por esto. Y cuando estaba ya terminando y cuando ya había terminado que el pueblo ya se había transformado, porque mi pueblo era cabecera de comarca, de derecho pero no era de hecho porque le faltaban todos los servicios, y podría dar una lista de cosas que hicimos, como recuperar el Juzgado de Instrucción que lo quitó en tiempos de Franco en el año 66, y bueno, pues los servicios que faltaban en Casas Ibáñez se fueron poniendo, cuando yo llegué había 50 maestros, éramos 50 maestros, cuando salí éramos ciento y pico, y bueno por decir cosas que, pero… Después de todo lo que haces o todo lo que haces con los equipos, un día me preguntan: “¿te has equivocado a veces?” digo: “pues me he equivocado a veces, pero a lo mejor no me he equivocado todas las veces que me tenía que haber equivocado por escuchar a la oposición”. He aprendido, aprendí a escuchar a la oposición. Me parece que eso es una cosa importante, y es importante también darte cuenta qué mucha gente ha confiado en ellos, y que llevan detrás el apoyo como yo llevo el apoyo de los míos y todos somos dignos y entonces el no escuchar me parece que es empezar un camino de equivocación.

Me acuerdo qué una vez dijeron que si yo, se rumoreó que el agua, que traía agua de otro lado porque algún pues esto que se dice que habrá algún un negocio detrás de…, y como yo me enteré, parado todo. Les dije: “oye, ¿que os parece si vienen de la Diputación y miden donde estamos tomando el agua y hacen análisis?”. Entonces miraron, y nos dijo: “no hay más que zupias, están los sulfatos a 600 y tal”, entonces la llevamos al sitio y no tuve ningún problema, aunque tuviera muchos problemas al principio, yo creo que eso se tiene que hacer. Y luego, cuando ya terminas y te vas, piensas: “¿he estado haciendo el tonto?, al final, eso es ya solo le faltaba la marca del chocolate, de tener cosas, como cuando ya pides chocolate ¿eh?

SERVICIOS SOCIALES: 

P: Fuiste diputada de Servicios Sociales.

PNM: Sí, fui diputada de Servicios Sociales.

P: Cuéntanos de esos años.

PNM: Pues esos años, esos cuatro años de diputada, a mí me costó un poco estar de diputada porque yo estaba acostumbrada a los ayuntamientos que las cosas se hacen rápidas y la Diputación tiene más procedimiento y más así, pero bueno, fue muy interesante el tiempo que…, el tiempo que estuve y allí conocí más, ya la conocía a Milagros Morales de antes, pero trabajé con ella que era jefa de Servicios, y con Chicho y bueno, y estuve, como fui vicepresidenta del Consorcio de Servicios Sociales, bueno pues se iban haciendo, se iban perfeccionando los servicios que íbamos haciendo, pero bueno que yo estando en la Diputación, dos veces me quise ir y Juan Francisco me decía que no me fuera que era la única mujer porque eran, de los 25 éramos, eran 24 hombres y yo, pero bueno.

En su conjunto, y viendo con perspectiva ahora, creo que el trabajo que hacía la Diputación era un trabajo muy importante, y el trabajo que hizo Juan Francisco de modernización de los municipios, y de todas las cosas que él decía con esta frase ignaciana: “hagamos lo que debamos, aunque debamos lo que hagamos” ¿eh?, pues se hicieron muchas cosas…

P: Estamos hablando de los años…

POLITICA: 

PNM: Estamos hablando de los años 91-95, 91-95 sí. Pero lo que iba a decir es que quiero, es que es importante. Llega un momento que tú estás años en la política, estás trabajando, militando, en lo que sea y dices: “esto, ¿ha sido una pérdida de tiempo?”.

Fui a un entierro de un chaval que se había muerto, y cuando lo sacaban de su casa que era una de las viviendas que habíamos hecho, que habíamos hechos varias viviendas, varios grupos de viviendas el Ayuntamiento con la Junta y con… Me acordé de la casa donde vivía, que vivía en una casa sin váter de aquellas que pusieron agua la Junta al principio y entonces dije: “es que hay que trabajar en la política y hay que trabajar, porque si no nos damos prisa, habrá mucha gente que se muera sin conocer un montón de cosas y sin poder gozar cosas que otros van a  gozar, o sea que corre prisa porque el trabajo político, y el trabajo político lo considero como una forma privilegiada de amar, aunque esto suene a lo que suena, es una forma…, yo nunca he amado tanto, como he amado en el tiempo que estuve en la política, porque cada día mi vida era de mi pueblo, y yo no hubiera conocido a mi pueblo, ni a la gente, porque estuve estudiando muchos años, porque estuve en otros pueblos, porque estuve así, y esto me dio lugar a que yo conociera a la gente de mi pueblo, y que me sintiera cercana de ellos, que conociera sus problemas, muchas cosas, sus alegrías. Y hoy que ya soy mayor, y que no veo y que voy pasando por la calle, y cuando me dicen: “¡adiós, Pilar!”, con las mascarillas puestas y así y me llaman por mi nombre y siempre fui la Pilar, y había una concejala que era doña Maruja y cuando veníamos juntas, decían: “por ahí vienen doña Maruja y la Pilar”, ¿eh?,  pues he sido la Pilar, el tiempo que me ha dejado ahí, ha sido un honor para mí. Y ahora que se ve tan mal la política, yo creo que la política bien llevada, escuchando y bien llevada, yo con esto no quiero decir que lo haya llevado bien, pero que lo reflexiono, que es una forma privilegiada de amar. Ahora, si se pone el acento en otras cosas, ahí ya no me meto. Pero la escucha, todo, todo, todo. Yo, las relaciones, las relaciones por ejemplo que he tenido con gente del PSOE con una fraternidad, con mucha gente de otros, con alcaldes que eran de otros partidos y nos ha quedado amistad, y me ha quedado amistad con los de los distintos partidos de Casas Ibáñez, y yo creo que no tiene que ser este engullimiento que hay ahora y esa tristeza que da, que bueno, y que entre todos, yo creo que, que no somos capaces de apostar por el bien común que es lo que nos hace falta.

MUNDO RURAL: 

P: Pilar quiero preguntarte por otra etapa que ha salido así de refilón, pero no me la has contado bien, y es tu implicación en el mundo rural, que creo que ahí también trabajaste tú bastante…,

PNM: Sí, y sigo

P: … y sigues. Cuéntanos

PNM: Yo estando…, descubrí que yo tenía una vocación rural, que esto ha terminado siendo opción por el mundo rural, porque yo ya no me cambié de los pueblos, porque quería estar en los pueblos y vivo en Casas Ibáñez porque quiero vivir en el pueblo ¿eh? Entonces, hemos trabajado mucho reuniéndonos concejales y concejalas para ir viendo cosas que podían favorecer al mundo rural. Hemos recogido firmas, hemos hecho a veces mociones, hemos trabajado por hacer un mundo rural más de todos, participativo y así. Y bueno, pues, es que el vivir en Casas Ibáñez, el pasar por los pueblos que he pasado, el venirme de Barcelona ¿eh?, porque cuando mejor estaba yo en Barcelona, me vine para acá, si es verdad que me reclamaron mis amigas, pero yo tenía conciencia de que me tenía que venir, y cuando en La Gila estaba yo comiendo sola y me acordaba de cuando estábamos todos los compañeros allí y lo bien que lo pasábamos, me pregunté si aquello que estaba yo haciendo, era vivir o no era vivir.

Y después, a mí me he dado cuenta de que se vive, cuando tú vives, ayudas a vivir y aceptas que otros te ayuden también ¿eh?, y se hace todo eso.

Y entonces, en los pueblos por donde he pasado siempre me he implicado y a veces me han perseguido, en Alcalá por ejemplo, empezaron a decir que yo me metía …,  que lo hacía por política, que lo hacía por no sé qué, en Casas Ibáñez pues también me pasó esto, pero luego hemos llevado, el Movimiento Rural nos reunimos en Fuensanta, hemos ido…, analizamos la realidad, es una forma de…, analizamos la realidad, vemos que pasa, como somos creyentes, nos decimos, somos creyentes, pues nos preguntamos, esto, ¿qué tiene que ver con la creencia que tenemos?, y entonces todo lo que no ayuda a la fraternidad entre nosotros pues, y todo lo que hace diferencias, y lo que hace empobrecimiento y lo que, pues todo lo que se lucha por todo eso, pues es algo importante para la historia para nosotros, para todos ¿eh?.

RELIGIÓN: 

Y una cosa que no os he dicho, pero…, es que yo pertenezco a un Instituto Secular.

P: ¿En qué consiste un Instituto Secular, Pilar? Venga, explícanoslo.

PNM: Pertenezco a un Instituto Secular, desde casi el mismo tiempo que el Movimiento Rural. Un Instituto Secular pues es un grupo de personas que están en el mundo y que están procurando caminar con los demás hacia…, en estos momentos diríamos hasta buscando el bien común, buscando la justicia, buscando la igualdad, buscando todas las cosas que buscan otros grupos que en eso no tienen… lo único que hacemos, es que después yo pienso que…, yo soy creyente, aunque la idea de Dios me ha cambiado muchísimo, porque en estos momentos no se parece…, se parece muy poco a lo que…, pues en estos momentos a Dios es un misterio que unos le llaman Universo, otros le llaman de otra forma, yo creo que es Amor y que nos habita y que no somos todos…, hay un libro que habla de “La ola es el mar”, entonces cuando vemos el mar es el mar, pero si yo estoy en la orilla y una ola me da, la toco y digo: “esta ola es mar”, pues esto llevándolo a el mar como Dios y la ola, la humanidad, la creación todas las cosas pues somos mar. Y de pequeña le tenía mucho miedo a Dios, no le tengo miedo ninguno, al contrario, lo encuentro en el silencio, estoy aprendiendo a callar la mente, porque la mente te dice muchos disparates y muchas cosas y entonces en ese silencio de quietud y de así, pues me siento ola del mar.

P: Me has dejado sin palabras. 

PNM: Y ya no sé, ya…

P: Bueno Pilar, pues muchísimas gracias, muchísimas gracias por este rato que hemos pasado, en el que nos has contado tu vida, y has aportado este testimonio al Archivo de la Palabra del Instituto de Estudios Albacetenses. Un placer.

PNM: Pues yo, pues no lo sé, yo me he sentido bien con vosotros, me he sentido cómoda,  y os he dicho conforme me ibais preguntando y me venía a la cabeza y os he ido diciendo las cosas, las cosas que me venían.
 

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